Blue Malibu

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Se queda quieto frente a mí con la mirada pensativa y parece estudiar mi cuerpo.

—Pajarito, pajarito. Tienes carácter de fiera, sin embargo — se acercó y toma mi mentón entre sus dedos —Tu rostro parece que pertenece a una angelical diosa.

Sus palabras causan un error en mi cerebro y no logro encontrar palabras. Es tan embriagante ver al psicópata tan... así.

—¿Acaso te comió la lengua el gato? — se burla él.

Su rostro está cada vez más cerca al mío al punto donde nuestras respiración se intercambian y puedo oler su aroma mentolado algo que lentamente me relaja y enciende una electricidad placentera entre mis muslos. Nuestros labios casi rozándose, quedo un momento embobado viendo su boca y sus ojos.

Pero el rompe la burbuja en la que estaba alejándose.

Lo que me encabrona.

—Sabes que jamás dejare de querer de escapar.

—Sigue intentando escapar de mi cosita, de cierta manera me divierte perseguirte ¿Sabes por qué? ... porque eres mi más reciente obsesión.

Frunzo el ceño confundida.

—No entiendo por qué yo te obsesionaría.

—La obsesión no tiene siempre un por que querida.

—Entonces sufres de un trastorno obsesivo-compulsivo.

Lo veo enarcar una ceja.

—O simplemente soy un psicópata y tu mi presa.

Lo veo de mala gana cruzando mis piernas queriendo mostrar mi confianza.

—No puedes tenerme, aunque me tengas encerrada y me obligues a estar contigo, de esa manera aun así jamás me tendrás porque no lo deseo — lomo mis labios con malicia —Es como la confianza, se gana... querido.

—¿Y exactamente qué es lo que quieres?

Abro las piernas intentándolo tentarlo, aunque sea ponerlo un poco nervioso sin romper contacto visual con él.

—Lo que siempre he querido toda mi vida, libertad. Tomar mis propias decisiones.

—Ja — se burla — Mejor descansa pajarito — se da media vuelta y empieza a caminar hacia la puerta.

—Eso concluye a que jamás me tendrás.

—Eso ya lo veremos

Cierra la puerta detrás del el en un fuerte portazo.

—Maldito idiota narcisista come culo — susurro entre dientes caminando al baño para cambiarme.

(...)

Llega el siguiente día y sigo sintiéndome una intrusa por obvias razones. Ellos se hablan en italiano y no logro comprenderles, miradas curiosas siempre son dirigidas hacia a mi como un bicho raro, en especial la hermana que no disimula ese desagrado hacia a mi lo que cada vez me irrita más. Daniel ordeno que me mantuviera sentada es el mueble mientras plática con su familia por que no piensa quitarme el ojo de encima.

—¿Es cierto que intentaste escapar anoche hermosura? — la voz de Gael hace que gracias a Dios me concentre en algo más.

—Tal vez — digo sin molestarme a voltear a verlo.

—Me agrada, lo digo porque para mí es una pasión ver a Daniel irritado — esta vez dejo que se me forme una pequeña sonrisa —¿Cuéntame algo de ti?

Bien ahora si me confunde esa pregunte a lo que me volteo aun sentada a verlo a él tan atractivo pero muy molesto cuando lo conocí. Gael es un hombre alto que incluso sentado tengo que levantar el rostro para verlo mejor, siempre parece mantener una sonrisa en el rostro seguro de sí mismo sin embargo en esos ojos cafés claros que él tiene hay algo más interesante y más profundo sobre él.

VÍBORASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora