Claire
Advertencia: mención de suicidio.
Despierto y el aun me tiene abrazada a sus brazos.
—Ya despiertas mi pequeña uccellino dormilona — la voz rasposa me hace pensar que él también durmió —Ahora por favor necesito que me lo cuentes o me volveré loco dándole vueltas en mi cabeza.
No es difícil deducir el tema al que quiera llegar. Han pasado ya muchos años, lo puedo contar sin que se me atoren las palabras en mi garganta sin embargo aun así no es un tema que me agrade.
—Que mandón eres — protesto tratando de aliviar un poco la tensión y al sentir su pecho vibrar por la pequeña risa sé que lo logre.
—Aun no sabes lo mandón que puedo ser bombón.
Rio sin poder evitarlo, mi mano busca la suya y me dedico a jugar con sus dedos estudiando sus manos a profundidad detallando cada cicatriz en sus nudillos preparándome para hablar de las mías.
—Como ya sabes, gran parte de mi niñez fue en un orfanato, uno horrible e de decir. Menos tres estrellas no lo recomiendo — digo y el solo me aprieta a el —Cada persona con quien me encariño siempre termina abandonándome. Comenzó con mis padres en el orfanato, luego mi tutor legal... él fue quien más me dolió, por que parecía tener cariño real hacia a mi me forme la dulce ilusión que alguien me amaba, pero... solo basto con que el gobierno le dejara de pagar para que la mañana siguiente me devolviera al orfanato.
Como costumbre la ansiedad vuelve a brotar en mi haciéndose evidente en mi mano que juega con la de Daniel tiene temblores evidentes pero el la toma y la acaricia. No dijo una palabra, pero solo con el contacto físico basto para darme tranquilidad.
—Ese día me fui a bañar con una navaja en mano — continuo —al principio los cortes eran para sentir el dolor físico, sentir un dolor diferente al que sentía en mi pecho matándome por dentro. No fue hasta que desperté en un hospital que me di cuenta que había llevado demasiado lejos esos cortes. El llego a tiempo y me llego a urgencias, pero aun así no dudo en abandonar a la chica de diez y siete años devuelta al mismo infierno.
Suelto la mano de Daniel y la bajo a mi pierna descubierta que sale entre las sabanas para apreciar los cortes que siguen ahí como evidencia de mi batalla interior.
—Los muslos eran el mejor lugar, nadie suele ver ni prestar atención a esa parte de mi cuerpo, nadie hace preguntas dolorosas que no me atrevía a contestar. Luego de lo de mi tutor Peter... hui del orfanato, detestaba ese lugar mas que a cualquier otro, un infierno en la tierra.
Daniel volvió a tomar mi mano y la apretó como si yo lo necesitara y aunque me ayuda mucho siento que lo hace más para el autocontrol de el que el mío.
—Después de que el abandono se volvió un patrón usual ese miedo se detono en mí, creo que por eso no deje a Marcus todo ese tiempo, fue el único quien no pensó en abandonarme.
Intento soltar su mano, pero solo logro que el la agarre más fuerte.
—¿Sabes que es lo peor del abandono? No es quedarse solo, es la fe de que vuelvan, esperar a volver a quienes le diste toda tu confianza, pero solo deciden dejarte caer.
Mis ojos se humedecen, pero lo reprimo, reprimo la ganas de llorar y el nudo en mi garganta.
—Luego llegaste tu y me secuestraste — termino con una pequeña risa.
El no dice nada por un momento, supongo que lo esta digiriendo. Nunca dejo de acariciar mi mano y eso me resulta reconfortante.
—Desde ahora nadie volverá a abandonarte Claire, quédate conmigo, te quiero conmigo. Puedes ser mi reina de la Víboras, parte de la familia, la mafia italiana y mi mujer.
Su propuesta me toma de golpe, hubiera pensado que me daría alguna bobería como palabras reconfortantes, no esto. Me incorporo alejando de su toque para poder voltear a mirarlo a los ojos y ver su tiene seriedad en ellos.
—Eso suena asombroso... — su mirada que me mira ternura tiene una pisca de esperanza — también aterrador. Me e topado con muchos hijos de puta en mi vida, muchos que intentaron arruinarme. Y algo me dice que tú me destruirías.
El se incorpora al igual que yo, su mano toma mi barbilla y me hace verlo con atención.
—Principessa un mafioso no es de los débiles que abandona y menos a la familia. Yo nunca te dejare caer, ya estas muy enredada en mi alma para si quiera pensar dejarte ir.
Nos miramos intensamente con miradas llenas de promesas y eso esta empezando a sentir mi pecho lleno de esperanza.
—¿Esa es la promesa de un mafioso?
—Esa es la promesa de un psicópata loco por ti.
No me importa enamorarme de la víbora, siempre y cuando la víbora me ame tan fuerte como lo letal en su veneno.
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VÍBORAS
ActionNo solo el veneno es letal. Esto es la mafia italiana. Claire una huérfana que aprendió que la vida no es fácil de la manera difícil. Una noche después de varios tragos bailando en una discoteca se topa con un hombre que todo en el señala peligro...