No solo el veneno es letal.
Esto es la mafia italiana.
Claire una huérfana que aprendió que la vida no es fácil de la manera difícil.
Una noche después de varios tragos bailando en una discoteca se topa con un hombre que todo en el señala peligro...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Daniel
Tenerla en casa en mi brazos en un alivio gigante. Al momento que Gael la trajo a casa la familia la recibió cálidamente, incluso Bianca sorprendentemente.
Claire ya no tiene la ojeras con la que la vi en el hospital así que es tranquilizante que a logrado dormir, ni siquiera yo dormí bien todos estos días. La estrujo suavemente en mi brazos ella rueda los ojos cuando no quiero soltarla, pero suspira y me deja seguir abrazándola oliendo su dulce aroma.
Tengo que soltara ya que mi madre le preparo un almuerzo a lo que Claire parece emocionada aun que no lo demuestra mucho, no la culpo a mi madre le encanta cocinar es italiana así que tiene el mejor sabor en su comida.
Luego del almuerzo mis padres regresan a casa y por fin puedo tener a Claire un rato a solas conmigo. La beso, como si mi oxigeno se basará de sus labios. La necesidad de besarla jamás había sido tanta después de tenerla tan lejos tanto tiempo.
Sus manos van a mi cuello y sus dedos viajan en mi cabello intensificando la sensación, me parece sentir un ligero temblor en ella, pero se va apaciguando. Cuando me separo para recuperar la respiración ella me sonríe nerviosa a la vez que tímidamente se coloca las manos en su espalda.
—¿Nerviosa pajarito?
—Yo... jamás. Vuelve a besarme venenoso — se acerca más al punto que nuestras respiraciones se combinan —Te deseo.
Esas palabras en un susurro causaron algo en mí que quería perder el control y tomarla ahí mismo, pero recordé que ella acaba de pasar un horrible accidente.
—No quiero herirte bombón
—No me importa, te quiero a ti ahora mismo — me besa.
—Sigues delicada
—No importa joder — vuelve a besarme —necesito que me hagas tuya Daniel.
Gruño de deseo, el autocontrol es una disciplina que estoy a punto de perder.
—Seré suave
No la dejo responder mientras la tomo de la cintura y la besa llevándola a nuestra cama donde la hago sentarse. Detengo los besos húmedos para desnudarla poco a poco.
Ella mantiene su mirada marón en mi mientras despojo su ropa poco a poco y noto su respiración acelerarse. Cuando esta en ropa interior enfrente mío vuelvo a pegar sus labios con los míos. Sigo besándola a la vez que mi mano viaja hacia abajo a su ropa interior donde al moverla a un lado puedo oler su humedad y mi polla en los pantalones apunto de explotar de deseo.
Meto uno de mis dedos en su entrada lo que le roba un suspiro, mantengo un suave movimiento disfrutando sus expresiones de lujuria, al meter otro dedo tira la cabeza hacia atrás dándome mejor acceso a su cuello el cual beso.
—¿Segura que quieres que siga? — pregunto y ella asiente — usa tus palabras principessa.
