Roma Al Atardecer

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Claire

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Claire

Un año después

Daniel me mantiene apretada en sus brazos besando mi cuello mientras mantengo mi mirada en las cartas de vino que Bianca me trajo ara ver los cocteles que podemos servir.

La sensación de sus labios húmedos en mi piel jamás deja de erizarme y provocar electricidad calmante en mi cuerpo y creo que jamás dejara de causar ese efecto en mí.

Mi teléfono celular suena y tengo que voltear a ver a la pantalla.

Termine los últimos detalles de la boda te espero en el garaje.

—Ya es hora — digo.

—No, quédate

—Sabes que no puedo Bianca-

—Olvida a Bianca, tengo muchas ideas que podría mostrarte mis nuevas ideas y muy creativas para acerté correrte para mí.

Me rio y una parte de mi quiere quedarse, pero torturarlo por un día sin mi no suena tan mal.

—Que emoción, puedes mostrarme en nuestra noche de bodas.

Intento que sus brazos me suelten, pero el parece decidido a no hacerlo. En cambio, solo me suelta un segundo para levantarme darme media vuelta y sentarme a horcadas sobre él. Ruedo los ojos aun que ya estoy acostumbrada a su posesividad.

—El novio no debe ver a la novia por aproximadamente 24 horas antes de la boda así que debes soltarme venenoso.

—Al diablo esa tradición — sus labios buscan mi boca, pero lo esquivo.

—Suéltame

—No

Ahora su rostro vuelve a enterarse en mi cuello.

—Tu fuiste el que me pidió casarse conmigo así que sufre esta consecuencia — me rio suavemente.

—Así no lo recuerdo — el aleja su rostro de mi cuello para verme con un ceja levantada.

—Ah si, pero yo recuerdo muy bien. Estabas de rodillas y como no dije nada por casi un minuto recuerdo que usaste las palabras te lo suplico.

—No pajarito, no puedes alterar la verdad. Si yo te pedí y aceptaste sin dudar así que ahora vete con mi hermana antes que te azote tu hermoso trasero por mentirosa.

Su agarre afloja lo suficiente para que me levante antes de que cambie de opinión comienzo a caminar lejos sonriendo asegurándome de lanzarle un beso.

—Nos vemos mañana novio

—Te veo en el altar futura esposa.

Lo veo guiñarme el ojo antes de irme.

...

El coliseo de Roma

Desde que Daniel me conto la historia donde se conocieron sus padres parece ser un lugar más simbólico para el a lo que decidimos que este sería el lugar donde nos casaríamos al atardecer.

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