Capitulo 12. Instantánea

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6 años atrás...


—... ¡Resulta que estaba durmiendo con su jefa! ¡Su hermana! ¿Puedes creerlo? Qué poco profesional, anti ético-

—Irene —mi padre intenta advertirle para que baje la voz, pero es demasiado tarde.

Tara deja de beber de su jugo de cartón de manzana, su rostro lleno de curiosidad después de captar la conversación de nuestros padres.

—¿Por qué es malo dormir con tu jefe, mami?

Podría haber jurado que acabo de escuchar a mi madre maldecir en voz baja después de darse cuenta de su error.

—Uhh... —pienso en qué decirle, pero sé que sólo empeoraré las cosas.

Dylan, a mi lado, solo suelta un resoplo en burla, sin apartar la cara de mi consola que le presté para tener algo que hacer durante el viaje.

Mi madre se voltea en su asiento para mirarla.

—Pueden ser amigos pero no así, cariño. ¿Recuerdas lo que te dije sobre los límites? ¿Que siempre debes respetar a los demás niños y no tocarlos si no quieren?

—Ammm... —Sólo tiene seis años, por supuesto que no sabe de lo que habla.

—Okey. —Cambia su estrategia—. Cuando estás en el trabajo, eh... No puedes dormir en el trabajo, ¿Okey? No hay una hora para mimi como en la guardería. Y estas dos personas rompieron esa regla. Un jefe siempre debe dar un buen ejemplo y no romper las reglas, y bueno, la jefa de mi amiga que, pues, también es su hermana...

Tara bebe de su jugo pensativa y escucha a nuestra madre, pero luego su mirada se desvía hacia afuera de la ventana y deja escapar un fuerte grito ahogado, saltando en su asiento con entusiasmo.

—¡Una vaca! —Señala con su dedo pequeño hacia el campo por el que pasamos, luego agarra mi brazo con tanta fuerza que duele—. ¡Tommy, mira! ¡Vacas!

—¡Las veo, las veo! ¡Qué bonitas! ¿Ves esa color marrón?

—¡¡Sí!! ¿De ahí es de donde viene la leche con chocolate?

—No, Tara, el chocolate crece de un árbol —aclara mi padre.

—¡¿QUEEE?! Hay árboles de chocolate?! ¡Yo quiero ver uno!

—Eso no lo que... —No tengo el corazón para decírselo ni la energía para explicarle—. Eh, me gustaría ver uno, también. —Al menos no miento.

La distracción es suficiente para que mi hermanita se olvide del tema que estaban discutiendo nuestros padres, por lo que mi madre deja escapar un suspiro de alivio y vuelve a hablar con su esposo sobre algo completamente diferente. Es tan habladora en viajes como estos, me encanta eso de ella, y es obvio que a mi padre también, juzgando por su cara seria pero con la esquina de su labio levantada.

A pesar del aire seco y sofocante, me siento feliz. Estoy con todas las personas que más amo, incluido Dylan. Desafortunadamente, su abuela no pudo acompañarnos porque tiene que trabajar, pero prometimos tomar tantas fotos como pudiéramos para que sintiera que había venido con nosotros.

Actualmente estamos en camino a un rancho, uno grande y localmente famoso para el que nuestros padres han estado ahorrando y así pasar el fin de semana en él, con todo un terreno para explorar, caballos, una piscina y unas diez habitaciones, siete más de las que tiene mi casa, pero amo mi casa, no la dejaría por nada en el mundo.

Mi Faro De LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora