Y cuando yo te vi

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Mis ojos lo abrir con ligera pesadez tratando de recordar algo, pero la luz que entraba en la ventana solo lograba que me pulsara la cabeza.

Me dolía todo así que alcé un poco mi cuerpo para moverme quedándome totalmente quieta descubriendo que estaba sobre un cuerpo desconocido, me hice para atrás, alejándome.

Mierda.

—Pensé que jamás te ibas a despertar.

El chico tenía la mano en su cara que se enderezo para mirarme.

Dios mío.

Sin pensarlo me hice aún más para atrás a lo cual me caía de la cama como pude me puse de rodillas para ver de nuevo a la persona que sonreía con burla.

—¿Estas bien? — pregunto.

—Si — susurre.

Se sentó en la cama poniendo su codo en una de su pierna y su mano la tenía en su cara para después ir hacia su cabello haciéndolo para atrás. Existen tantos chicos ¿Por qué él? ¿Por qué Dios? ¿Acaso no me quieres? Pero a mi mente vino muchos recuerdos, bailando con desconocidos, tirada en el suelo, vomitando, juntos acostados, tocándole la cara con mucha confianza, puse mi mano tapando mi boca estaba segura que mi cara debía ser un poema recién descubierto.

—Creo que has recordado todo.

Asentí para mirarlo con total vergüenza.

—Qué bueno que recuerdas me debes un almuerzo por un mes, lo apostamos.

Me rasque la cabeza porque no sabía de qué estaba hablando.

—¿Cómo te sientes?

—Muy mal — Y no era mentira —Me duele horrible la cabeza siento una punzada.

—Se le llama a eso cruda.

—No lo puedo creer — comencé a ponerme de pie — Tengo mucha sed.

—Estaba en lo correcto te drogaste anoche.

Me pare en seco cuando dijo aquello.

—No, yo no le hago eso.

—Tal vez no fue intencional, pero lo estabas.

Me mordí los labios recordando que anoche me ardía muchísimo la nariz jamás le tomé importancia porque no pensaba que fuera malo, pero era esa la razón. Escuché el sonido del timbre de mi celular a lo cual comencé a buscarlo hasta que lo vi en el suelo.

—Diga.

—Mia ¿Dónde estás? ¿Te fuiste demasiado temprano a la uni? Entiendo que debías de llegar un poco antes por la charla de instructiva.

Maldita sea.

Me pegué la mano contra la frente la cual me dolió y la cabeza se sintió como si me fuera explotar, entrecerré los ojos me sentía fatal. Y había olvidado esa charla.

—¿Sigues en el departamento? — le pregunte a Evan.

—Si.

—Ve a mi cuarto arriba de mi escritorio hay un sobre por favor llévalo se me olvido por completo.

—Claro, entonces nos vemos al rato.

—Si Evan, no se te olvide.

Colgué el teléfono para sentarme en la cama pensando como haría para llegar antes de las 8:30 pero primero tenía que ir al departamento no podía ir con esta ropa con todo lo que me paso anoche, debía de oler feo.

—¿Conoces a Evan?

Mire al chico que por un segundo olvide que seguía ahí.

—Si, es mi roomie.

Miénteme, yo te creoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora