Él que tiene tu corazón guardado

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Estaba molesta mientras me sentaba con los demás notando que todos eran felices, menos yo.

Tardaría mucho volver a comprarme otro celular, gracias a don señor que me lo robaron haciendo como si no pasara nada, es que me daban ganas de ahorcarlo en ese momento al recordar todo.

Suspire.

—Tienes una cara horrible.

—Ya ni me digas, me robaron mi celular.

—¿En serio? ¿Cuándo?

—Anoche.

Evan solo movió la cabeza.

—El otro que tenía lo vendí si no te lo hubiera dado.

—No te preocupes.

Estaba bastante molesta, pero tenía cosas más importantes que hacer que tener esta preocupación, pero debía de avisar a mi papa que ese número ya no estaría disponible, teniendo que hablarle al número del departamento de mientras juntaba dinero para tener otro.

Era doloroso pensar que gastaría bastante dinero en eso.

—¿Qué te traes con Lester?

—Nada — dije bostezando.

—¿Segura?

Asentí.

—Viene hacia nosotros.

Mire hacia enfrente, y era verdad Lester estaba caminando a donde estaba pero rece por dentro para que no se acercara.

—Mia — dijo sentándose enfrente —Te he estado marcando, pero me manda a buzón.

Maldicion.

—Perdí mi celular.

—¿Qué?

Asentí tratando de hacer una pequeña sonrisa.

—Por eso no contesto, estaré incomunicada un tiempo.

Se quedo en silencio.

—Lo siento.

—No te preocupes luego así pasan las cosas, quizás era momento de cambiar de teléfono.

—Hablamos más tarde — me guiño el ojo mientras se iba si no antes de darme una enorme sonrisa.

—Si, está bien.

Se fue, pero Evan no dejaba de mirarme trate de ignorarlo estaba segura que empezaría con sus raras teorías sobre Lester y yo.

—Tengo la sensación que le gustas.

—Dios, cállate no quiero problemas.

—Cierto, estarías en muchos problemas, ya que por si no sabias tiene su club de fans en la universidad.

—¿Qué?

Sonrió.

—Se llama ''Club Oficial de Lester Degger'' lo puedes buscar en Facebook.

Hice una mueca cuando dijo aquello, eso ni me lo creía que existiera, pero tampoco lo dudaba.

—No me sorprende en absoluto.

—Sabes estoy pensando de cambiarme de clases por el profesor.

—¿Te sigue molestando?

—No, pero en clases no me quita los ojos encima siento que todos se dan cuenta.

—Lo dudo.

—Pero creo que tendré muchos problemas si alguien se entera.

Y eso era una verdad.

Miénteme, yo te creoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora