Olivia Davies
No tengo ni idea de sobre qué me está hablando Rea.
Caminamos hacia la salida del instituto pensando en ir al Monet a tomar algo y Rea nos está contando algo a lo que nadie le está prestando atención. Estamos saliendo antes de tiempo porque hoy los profesores tienen que irse a votar algo relacionado con los institutos o algo así, ninguno se ha enterado muy bien. Quizá debería aprovechar estas horas para ponerme a estudiar o para seguir martirizándome a pesar de que ya va a hacer casi un mes desde que Flavio y yo rompimos.
—¿Y sabéis lo peor de todo? Que va con todo su coño y le aprueba con un ocho y yo me tengo que quedar con el puto seis —se queja mi mejor amiga mientras atravesamos la salida.
Holt abre la boca como si se sorprendiera.
—No jodas —exclama el pelirrojo, llevándose la mano a la boca.
—Me parece súper injusto —opina Violet mientras se acerca el móvil a la cara y amplía una fotografía para verla mejor.
Rea los mira cansada y suspira.
—No sé ni para qué me molesto, la verdad.
Quizá en cualquier otro momento le habría pedido que me contara otra vez lo que está diciendo para poder apoyarla en la injusticia, pero hoy me siento demasiado cansada y distraída como para hacerlo.
—¿Creéis que Flavio se habrá ido ya? —Pronuncio la pregunta antes de poder pensármela dos veces.
Siento los tres pares de ojos sobre mí al instante, juzgándome. Desde que rompimos, se me han ido escapando comentarios de ese estilo en cualquier momento y sé que a mis amigos no les gusta nada. Sobre todo porque creen que dependo emocionalmente de Flavio. ¿Se lo he negado? Sí. ¿Era verdad? No lo tengo claro.
—Solo quiero verlo una vez hoy —mascullo, avergonzada, como respuesta a sus miradas.
—Liv, si algún día no lo ves... —comienza a decir Holt con voz de reprimenda. Sé que lo que realmente él quiere decirme es que lo hemos dejado y que tengo que pasar página porque él parece que ya lo está haciendo y que no puedo seguir pensando que volveremos juntos, pero es demasiado amable como para no decirlo.
—No pasa nada porque no es el centro de mi universo —completo imitando su voz—. Lo sé. Pero es que... —Sacudo mi cabeza expulsando las palabras que pensaba decir, decidiendo que es mejor no hacerlo—. Da igual.
—Cómo odio que la gente se enamore —masculla Violet guardando su móvil en el bolsillo trasero de los vaqueros.
Pongo una mueca al escucharla. Entiendo que tenga esa perspectiva, que todo el mundo tenga esa perspectiva, pero yo me niego a pensarlo. Puede que tenga el corazón roto, pero no creo que el amor sea nada malo. De hecho, me encanta el amor y me encanta que la gente se enamore y se quiera. Aunque luego duela.
—¿Es que tú nunca te has enamorado? —le pregunta Rea enarcando una ceja.
—Solo de pijas del internado —contesta añadiendo un gesto con la mano para restarle importancia.
—No sabes la suerte que tienes de que no sea correspondido —murmura la de los rizos por lo bajo mientras salimos del instituto.
Sin embargo, no podemos avanzar con libertad porque hay un grupo de chicos parado en las escaleras.
—¡Eh, Miller, muévete que todos queremos salir de aquí! —le grita Rea cuando lo reconoce. Al instante, cierra la boca y abre sus ojos como platos.
Y así nos quedamos uno a uno parados mirando al frente a la persona que tantos males trajo a todas nuestras vidas. Erik Munn apoyado sobre su moto observándonos como si fuera el dueño de todas nuestras vidas.

ESTÁS LEYENDO
Hasta que se caiga el cielo
Teen FictionA lo largo de toda su vida, Olivia nunca ha dejado de fingir sin saber. A lo largo de toda su vida, Rhett nunca ha dejado de sentir sin saber. Ambos descubrirán que nada es lo que parece. Un proyecto sobre mitología griega y varios líos bastante enr...