El amor era algo que solo conocía en las películas de Disney que solía ver de niño.
Mi mayor sueño siempre había sido vivir un amor así de puro de cerca y cada que veía una de esas películas solo deseaba que me pasara a mí pronto; lamentablemente no pasó mucho para que mi vida se volviera un completo asco y la idea de tener una vida con final feliz se esfumaría por completo de mi pequeña mente, pues a los ocho años mis primeros ataques de ansiedad llegaron a mi vida.
La relación de mis padres no había sido la mejor desde su comienzo y en esos años su relación era aún más frágil que el vidrio.
Cuando ellos discutían yo solía correr y encerrarme en el baño de la casa y empezaba a llorar sin control; gracias a pasar demasiado tiempo expuesto a estas emociones tan fuertes para un pequeño niño, desarrolle el mal hábito de pellizcarme los brazos y tocarme mucho las manos cada que empezaba a tener un ataque de ansiedad como un tipo de método para calmar mis nervios y mantenerme dentro de sí. Mis padres rara vez se daban cuenta de mis ataques o malos hábitos debido a las constantes peleas que tenían, así que atención era lo que menos me brindaban, hasta el día de hoy ni siquiera son capaces de darse cuenta de que era lo que me había pasado todos esos años de mi niñez y ahora adolescencia.
Recordar el pasado siempre me ponía demasiado nostálgico, pues los recuerdos son las cosas que más le pueden doler a un ser humano o al menos a mí. Pues recordar cómo era tu personalidad, tus amigos, tu familia y tu vida en el pasado, te podía hacer extrañar todo aquello que no volvería de ninguna forma y eso solo podía generarte impotencia y demasiada tristeza; eso era lo que me generaba pensar en aquellos años donde mis padres si eran felices o al menos parecían serlo.
Pero, aunque me costara asimilarlo y dejarlo ir, mi pasado se había quedado ahí, en el pasado y ahora vivía solo en el presente.
Era la fiesta de mi vieja amiga Arlen la cual celebraba su cumpleaños número diecisiete. Mi alma intentaba dar el mayor esfuerzo para mostrarme feliz frente a los demás, pues un vacío me comía por dentro desde el mes pasado; pues fue cuando mi padre finalmente se fue de casa y nos había dejado en paz y a pesar del daño emocional que me había causado a raíz de los años de su estancia en la casa, mi corazón frágil y tonto no podía evitar no extrañarlo. De vez en cuando solía verlo, pues a veces iba a nuestra casa a gritarle malas palabras a mi madre y a pelear sobre la custodia de mi hermano pequeño. Era tan irónico saber que eran un matrimonio tan jodido desde que yo era un pequeño niño y aun así decidieron tener otro hijo, pero al menos a él sí le parecía importarle el bienestar de este y no lo dejaba a un lado como solía hacerlo siempre conmigo.
Nadie de los que están en la fiesta sabía lo que me estaba pasando en ese momento, ni siquiera mi amigo más cercano o lejano sabían de cómo me sentía de podrido por dentro en esos momentos debido a todo lo que soportaba en casa sumándole la ansiedad que me daba ir a fiestas donde solo conocía a la cumpleañera.
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Si te QuEdAs conmigo
Teen FictionDorian trata de sobrevivir a todos los problemas que implica ser un adolescente emocionalmente inestable, los cuales lo han llevado a parar en el hospital durante varias semanas debido a una sobredosis accidental de pastillas. Una vez casi recuperad...