18. Impacto de sentimientos

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Me sentí culpable por experimentar aquella satisfacción placentera que me provocaba cierta alegría en el cuerpo al ver cómo Samuel sufría por mí

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Me sentí culpable por experimentar aquella satisfacción placentera que me provocaba cierta alegría en el cuerpo al ver cómo Samuel sufría por mí. Se sentía tan bien que me preguntaba en mis adentros: ¿Esto es lo que siente él? Porque si fuera la misma sensación que yo experimentaba al verlo enloquecido porque yo amaba a alguien más, entendería perfectamente por qué me hacía sufrir continuamente.

Me arrodillé en el suelo y empecé a recoger todo el desastre que Samuel había dejado en mi habitación durante su rabieta, mientras me preguntaba una y otra vez sin parar: ¿Lo hace por amor o porque siente que sin mí nadie lo veneraría como yo lo hacía? No podía creer que, sin una sola palabra, Samuel supiera con claridad que yo amaba a Derian y que un simple silencio le bastara para destrozar mi habitación, intentando intimidarme. Supongo que me conocía tan bien que un silencio le bastaba para que yo le expresara lo que fuera con una sola mirada.

Mi teléfono sonó, avisando que alguien me había enviado un mensaje de texto, lo cual me asustó al estar tan sumido en mis pensamientos confusos, llenos de una mezcla amarga de culpa y satisfacción. Esto hizo que me hiciera un pequeño corte en la mano al sujetar con fuerza uno de los vidrios que aún estaban esparcidos por el suelo. Me giré de inmediato para tomar el teléfono rápidamente, ignorando el leve dolor que sentía por la herida que acababa de hacerme, deseando que fuera un mensaje de Derian, ya que era en lo único en lo que podía pensar.

 Me giré de inmediato para tomar el teléfono rápidamente, ignorando el leve dolor que sentía por la herida que acababa de hacerme, deseando que fuera un mensaje de Derian, ya que era en lo único en lo que podía pensar

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Me había tomado un par de minutos limpiar todo el desastre esparcido por el piso, que había olvidado que un nuevo día había empezado, dando inicio a mi cumpleaños número dieciocho. Pero, ¿qué tenía de importante un cumpleaños cuando te sentías muerto por dentro? Quería negarme a la fiesta, quería contarles lo mucho que me gustaba Derian y quería decirles todo el mal que Samuel solía hacerme, pero no podía. Los recuerdos atados a aquellas polaroids destrozadas se aferraban a mi corazón, pues en el fondo sabía que dejar de amar a Samuel era algo que no podía hacer. Y si bien Derian ahora me gustaba mucho más que Samuel, Samuel no había desaparecido de mi corazón por completo.

Los recuerdos pueden ser dolorosos, y la culpa que se me hundía en el pecho lo sabía muy bien. Por ello, aquella noche terminé soñando con el recuerdo de su sonrisa ladeada mientras sus gafas se resbalaban levemente por su nariz, y me miraba con amor al ver cómo me reía de sus chistes tontos. Era una de esas tantas noches en las que él solía dormir aquí y nos tomábamos fotos para que ni el tiempo fuera capaz de borrar nuestra alegría compartida en aquellos meses que recordaba con nostalgia, cuando nuestra amistad era hermosa y nuestro amor mutuo no era hiriente.

Si te QuEdAs conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora