15. Palabras distorsionadas

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Desperté de golpe tras sentir cómo caía al vacío de pronto

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Desperté de golpe tras sentir cómo caía al vacío de pronto. Odiaba esa sensación de despertar sintiendo que estaba cayendo desde gran altura. Y aunque muchos dicen que se debe a que tu pulso baja tanto que tu cerebro cree que morirás, no necesitaba que mi cuerpo me sacara de aquel sueño profundo con un sobresalto después de la horrible noche que había tenido hacía unas horas.

Tenía el cabello despeinado y aún tenía los ojos medio cerrados porque aún estaba medio adormilado. La mañana entraba por mi ventana, quitándome las ganas de vivir ese día con la incógnita de sí Samuel se presentase nuevamente fuera de mi trabajo para "hablar" las cosas conmigo.

Extendí mi brazo hacia la mesita de noche al lado de mi cama para tomar mi teléfono. Al encenderlo, los mensajes de Derian y Samuel aún estaban presentes, esperando ser respondidos. Miré la pantalla durante unos segundos más hasta que el silencio de mi habitación se sintió tan fuerte en mi alma que comencé a prestar atención afuera, pues unas voces en el primer piso intercambiaban palabras, lo cual me extrañaba, ya que por lo general a esa hora de la mañana mi madre ya no estaba en casa. Me levanté de la cama con cierta curiosidad y bajé las escaleras lentamente, como si estuviera en una película de terror. Al llegar a la sala, vi a Jasper dibujando sobre la alfombra y al lado, Samuel hablando con él.

Me quedé quieto, como si no hacer ningún movimiento hiciera que Samuel no se diera cuenta de mi presencia, pero era imposible, ya que había levantado la mirada en cuanto puse un pie en la sala. Él me miró y enseguida sonrió de lado, como siempre acostumbraba. Había pasado tanto tiempo sin ver esa estúpida sonrisa que sentí un pánico penetrándome la yugular, acorralándome hasta la muerte.

Su mirada y sonrisa perfectas inmovilizaron aún más mi alma, hasta el punto de que no podía pestañear. Sentí miedo de que un pestañeo pudiera desencadenar que Samuel empezara a hablar, y yo vomitara mis sentimientos más reprimidos. Antes de que eso sucediera, una vergüenza inmensa recorrió mi esqueleto al darme cuenta de que me veía terrible, con el pelo desordenado y hecho un caos, lo cual me hizo correr de inmediato hacia las escaleras para entrar en mi habitación.

Mi respiración se agitó en tan solo un instante, a pesar de no haber hecho tanto esfuerzo. Tomé aire durante un par de segundos, deseando que Samuel no subiera esas escaleras. Me acurruqué en el suelo, apoyando mi cabeza sobre la puerta, y noté la polaroid que Derian había visto ayer tirada en el suelo. Me estiré un poco, la alcancé y la tuve en mis manos. Al verla, sentí cómo se me encogía el pecho de las ganas que tenía de entrelazar mis brazos con los de Samuel y abrazarlo hasta desaparecer del universo.

Escuché los pasos de alguien acercándose a mi puerta, y después de detenerse frente a ella, tocaron delicadamente. Suspiré lentamente, tratando de reunir fuerzas para lo que se avecinaba, y me levanté del suelo. Me coloqué frente a la puerta y, con la mano temblorosa, la abrí. Samuel me miraba fijamente, aun con una sutil sonrisa en su rostro, mientras el sol que entraba por la ventana se reflejaba en sus gafas.

Si te QuEdAs conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora