08. También te quiero

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Aunque suene impresionante, los rumores corren aún más rápido que la velocidad de la luz en todo el universo

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Aunque suene impresionante, los rumores corren aún más rápido que la velocidad de la luz en todo el universo.

El teatro que Samuel y yo montamos no había tardado ni doce horas en llegar a casi todas las personas que me conocían e incluso a personas que no sabían nuestros nombres ni conocían nuestros rostros. Y que, a pesar de ser una ciudad algo grande, estaba seguro de que casi todos en ella sabían lo que había ocurrido aquella noche trágica. Junto a ese cuento dramático, muchos rumores circulaban a su alrededor. Rumores que, con cada minuto que transcurría, se volvían menos verídicos y más incoherentes.

De nuevo me sentía la nueva sensación del momento, ya que todos en la escuela murmuraban cosas sobre nosotros. Esta era una emoción que ya conocía al ser admirado con curiosidad e incluso disgusto por personas que no sabían muy bien la historia de por qué había terminado en coma durante unas semanas. Ahora, además de ser el patético chico que había intentado morir en una ocasión, sería el chico gay que reveló a todo el mundo que otro chico no era tan hetero como todos creían.

Escuchar burlas y críticas en el aire, pero de alguna manera sentirlas tan personales, nublaban mis ojos con lágrimas y mi mente con recuerdos absurdamente llenos de una nostalgia profunda. Esto terminaba llevándome por un camino de melancolía que me conducía hacia Samuel y mis sentimientos por él. Me sentía devastado, como si un tsunami hubiera arrasado conmigo, revolcándome con aquellas olas grandes y bruscas.

Sin embargo, no me sentía así porque los demás hablaran mal de mí o por ese tipo de cosas, sino porque me sentía de esta forma a causa de Samuel, quien había perdido todo contacto conmigo a partir de aquella noche y con mucha razón. Muchas veces, cuando iba a clases, nos encontrábamos en el pasillo de la escuela.

Aunque mi corazón sentía tanta ira, la nostalgia me ganaba y yo lo miraba con esperanza, deseando que él hiciera lo mismo. Sin embargo, en lugar de eso, simplemente seguía de largo como si no me conociera en absoluto, como si nunca hubiera existido en su vida o en su corazón.

Eso me dolía como una herida profunda en el corazón, y no entendía por qué me afectaba tanto, ya que Samuel lo dejó claro aquel día cuando mencionó: "Nunca fuiste nada para mí". Me costaba creerlo, porque aún deseaba en lo más profundo de mi ser que él me amara realmente como siempre yo había anhelado.

Aunque ambos éramos la sensación del momento, había alguien que resultaba aún más llamativo que yo, y ese era Samuel. En lugar de molestarme con risas y algún que otro murmullo, todos en la escuela estaban fascinados con la nueva noticia de que Samuel había tenido algo conmigo (o al menos eso era lo que los rumores decían). Teniendo como consecuencia que no había hora del día en la que, cuando Samuel pasaba por algún pasillo de la escuela, no escuchara fuertes comentarios de todo tipo de personas, incluso de aquellas que él consideraba cercanas.


"¿Tú eres el tipo que engaño a su novia con un maricón?"

Si te QuEdAs conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora