09. Constelaciones

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Siempre tuve el sueño ligero por las peleas de mis padres en las madrugadas, desde que era niño hasta que mi padre decidió esfumarse de aquí

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Siempre tuve el sueño ligero por las peleas de mis padres en las madrugadas, desde que era niño hasta que mi padre decidió esfumarse de aquí. A pesar de que ya no había más peleas en la madrugada, ya no escuchaba los gritos del otro lado del pasillo y ya no había ruidos de cosas cayendo al piso, haciendo un grave estruendo; el miedo siempre se quedó en mi corazón, lo cual hacía que con cualquier ruido medio fuerte me despertara de golpe.

Una serie de mensajes llegaron a mi teléfono, haciéndolo sonar repetidas veces y provocándome un despertar abrupto. Esto me desconcertó enormemente, ya que, al abrir los ojos, estos se llenaron con el intenso color oscuro de la noche, penetrando mis pupilas y dificultándome ver a mi alrededor. Después de unos cuantos segundos en los que mis ojos se acostumbraron a esa oscuridad, pude distinguir lo que estaba a mi alrededor y noté que mi teléfono tenía la pantalla encendida debido a que seguía sonando incesantemente, con un mensaje tras otro.

Tomé el teléfono e hice clic en aquellos mensajes sin detenerme a leer de quiénes eran o qué era lo que decían; parpadeé un par de veces para quitarme un poco la somnolencia y poder adaptarme a la luz de mi teléfono. Al ver aquellos mensajes que había recibido, me sentí helado, como si un cubo de agua fría me hubiera caído encima y me hubiera despertado al instante. Eran casi veinte mensajes, los cuales decían todos lo mismo: 

Me sentía confundido, pero sobre todo intrigado por esos mensajes repetitivos en mi teléfono que venían de Samuel, instándome a salir de mi casa en plena madrugada

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Me sentía confundido, pero sobre todo intrigado por esos mensajes repetitivos en mi teléfono que venían de Samuel, instándome a salir de mi casa en plena madrugada. Habían pasado ya algunos días desde que Samuel ni siquiera había marcado como leídos mis últimos mensajes, donde le preguntaba si quería hablar conmigo y expresaba que yo también le quería.

Todo esto me hizo pensar: ¿Se trataba de una broma de mal gusto o acaso él se encontraba afuera de mi casa?

Me quedé un par de segundos frente a la pantalla, observando aquellos mensajes que inundaban mi mente de preguntas. La pantalla se oscureció un poco, pero un nuevo mensaje hizo que volviera a encenderse con intensidad.

Tenía miedo de leer el siguiente mensaje, pero al final lo hice.

Tenía miedo de leer el siguiente mensaje, pero al final lo hice

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Si te QuEdAs conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora