𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟖.𝟐. 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐫𝐢𝐭𝐮𝐚𝐥

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CAPITULO 28.
COMPLETANDO EL RITUAL
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      ETHAN Y YO avanzábamos a toda velocidad por el bosque, camino a la mansión. La culminación de nuestra reconciliación nos había llevado toda la mañana y parte de la tarde y, para cuando quise acordarme del ritual, ya había vuelto a anochecer.
      Agarré su mano entre la mías, apretándola con fuerza. A medida que la fachada de nuestra casa se veía cada vez más cerca, mis nervios aumentaban exponencialmente, y el vampiro a mi lado lo notó.

      —Estoy contigo —me recordó—. Nada malo va a pasarte.

      Quise sentirme reconfortada por sus palabras, pero el miedo que sentía de volver a encontrarme con Iván era más fuerte. Una vez estuvimos frente al portón de entrada, Ethan me puso detrás de él.

      —No te separes de mí.

      Y no hizo falta que lo dijera dos veces. El albino empujó la puerta y esta se abrió con un chirrido que resonó en el vestíbulo vacío. Agarré la chaqueta de Ethan con fuerza. Es el momento ideal para que Iván me ataque por detrás, pensé. Pero no pasó. En su lugar, vimos a Beliath bajar las escaleras al tiempo que nosotros nos adentrábamos en la mansión.

      —Bueno, bueno. Hasta que aparecéis —Una sonrisa gatuna adornaba su rostro mientras se acercaba a nosotros, pero fue flaqueando hasta desaparecer cuando vio mi expresión de miedo—. ¿Quieres hablarme de lo que ocurrió ayer, ratoncito?

      Me negué a hablar por miedo a que Iván pudiera escucharme.

      —¿Iván está aquí? —preguntó Ethan.
      —No, ha salido nada más bajar el sol en dirección al pueblo. Parecía llevar prisa. ¿Por qué?
      —Iván me atacó ayer —hablé por fin en un hilo de voz, mirando hacia todas partes. Todavía no me fiaba del todo.
      —¿Cómo que te atacó? —preguntó el moreno.
      —Y no es la primera vez que pasa —refunfuñó el zarco.
      —No hablemos aquí.

      Y sin esperar contestación empecé a subir hacia mi habitación, con los vampiros siguiéndome de cerca como si fueran guardaespaldas. Una vez dentro, cerré la puerta y eché la llave. Me froté la cara con las manos, tratando de recuperar la compostura. A pesar de que Beliath me había asegurado que Iván no estaba, los nervios todavía me tenían temblando. Fue justo aquí, al otro lado de la puerta. La habitación se mantuvo en silencio hasta que yo fui capaz de reunir el valor para explicarle a Beliath lo que había pasado.

      —No puedo creermelo —El moreno parecía profundamente irritado—. Que calladito se lo tenía con su actitud de chihuahua miedoso.
      —No es culpa suya —conseguí pronunciar. La voz todavía me temblaba.
      —Asia, no lo defiendas —pidió Ethan con el ceño fruncido.
      —¿Cómo que no es su culpa? —Beliath parecía incrédulo—. No irás a decir que es tuya.

𝔗𝔢𝔫𝔱𝔞𝔠𝔦𝔬𝔫; 𝔈𝔱𝔥𝔞𝔫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora