𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟎. 𝐉𝐮𝐠𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐚 𝐬𝐞𝐫 𝐦é𝐝𝐢𝐜𝐨

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CAPITULO 10.
JUGANDO A SER 
M É DICO
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      LA MÚSICA ELECTRÓNICA que retumbaba en los altavoces y el embriagante olor a alcohol me aturdía los sentidos mientras me centraba en bailar con Ethan, rodeados por la multitud.

      El roce de su cuerpo contra el mío, el frío tacto de sus manos explorando mi cuerpo sobre la tela del vestido y su cálido aliento sobre la piel desnuda de mi cuello, me provocaban agradables escalofríos por todo el cuerpo. Se inclinó sobre mí para besarme el cuello haciéndome soltar un suspiro y llevar involuntariamente mi mano a su nuca para acercarlo todavía más a mí. Entre besos, noté un pequeño mordisco que estaba segura de que me dejaría marca.

      De pronto, oí a Ethan suspirar con frustración.

      —Asia, vuelve a la mesa —ordenó en un susurro contra mi cuello, con una voz grave que me provocó un agradable retortijón en el vientre.

      Me separé de su pecho para girarme y poder mirarlo a los ojos. Estos tenían un brillo preocupante. Acuné su cara entre mis manos, escrutándole con la mirada. Trataba de encontrar qué estaba mal. Los ojos de Ethan se mantenían fijos en algún punto detrás de mí, así que seguí su mirada hasta encontrarme con Iván, quien ya no bailaba con la florista, sino que la mantenía a su espalda. Parecía estar protegiéndola de un hombre muy alto, musculoso y con el pelo rubio repeinado hacia atrás. Iván lo miraba con fiereza, igual que el hombre desconocido lo miraba a él. Mi vampiro dio un paso al frente, desafiante, lo que provocó que el hombre le pegase un puñetazo en la mandíbula que le hizo voltear la cara.

      —Asia, vuelve a la mesa —repitió Ethan. A la vez que echaba a andar en dirección a Iván, me gritó—: ¡Ya!

      Pese a su órden, fui incapaz de moverme. Vi como Ethan llegaba hasta Iván y, sin decir nada, le propinó al hombre un puñetazo en la mandíbula que casi logra desestabilizarlo. El zarco aprovechó el desconcierto del desconocido para gritarle a Iván que se fuese, pero contrario a lo que cualquiera haría, Iván empujó a Ethan hacia atrás con rabia, tomándolo por sorpresa. El hombre, que ya se había recompuesto, agarró a Ethan por el cuello y lo golpeó contra la barra. Se me heló la sangre. Sentí como el corazón me había dejado de latir, como si me lo hubiesen arrancado del cuerpo durante un instante. Me faltaba el aliento incluso para gritar. Al contrario que la rubia que acompañaba a Iván, quien soltó un chillido tan agudo que llamó la atención de toda la gente en la discoteca que aún no se había acercado a ver la pelea. Mientras los golpes seguían yendo y viniendo entre Ethan y el corpulento rubio, noté como alguien me agarraba por la cintura y me sacaba a rastras de allí.

𝔗𝔢𝔫𝔱𝔞𝔠𝔦𝔬𝔫; 𝔈𝔱𝔥𝔞𝔫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora