𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟑. 𝐂𝐨𝐬𝐲 𝐁𝐞𝐚𝐫 𝐂𝐚𝐟𝐞

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CAPITULO 13:
COSY BEAR CAFE
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      DESPERTÉ AL DÍA siguiente, cuando aún había luz. Por la posición del sol, todavía quedaban un par de horas hasta que anocheciese. Tenía tiempo para pensar.
      Anoche llegué a la conclusión de que quería a Ethan, entonces, ¿qué sentía por Iván? Había algo que no encajaba. Creía conocer al rubio y por eso estaba segura de que me gustaba, pero estas últimas semanas habían ocurrido muchas cosas que se me escapaban. Sus salidas diurnas, mi estado de enajenación a su lado, la chica rubia, el matón del Moondance. ¿Existia una relación entre todo aquello? Seguro que la respuesta eran sus "causas de fuerza mayor".

      Bufé, frustrada. Quería respuestas. Necesitaba respuestas, pero decidí que, por todo el amor que le había tenido, esperaría a que él me las diera. Le daría tres días. Si en tres días aún no me había dicho nada, por mínimo que fuera, entonces empezaría a indagar en el asunto en profundidad.

      Me pasé horas dándole vueltas al tema. En el momento que empecé a escuchar actividad en la mansión, decidí que ya era hora de salir de la cama. Me vestí y salí de mi habitación en dirección al Gran Salón, pero al llegar a las escaleras me encontré con Iván. Él estaba con una mano en el pomo de la puerta cuando me vio, le pregunté con la mirada a dónde iba y, sin decir nada, salió de casa.
No supe como reaccionar. Me quedé ahí, estática, mirando por donde había desaparecido mi vampiro. Ya ni siquiera me sentía triste o enfadada, estaba aburrida.

      —Bien, puesto que dudo que vuelva a verte durante la noche —refunfuñaba mientas bajaba las escaleras—, ya va un día perdido. Te quedan dos.
      —¿Te acabas de levantar y ya andas quejándote? —se burló Ethan.

      Estaba apoyado en el marco de la puerta del Gran Salón, vestía como siempre, a excepción de un collar que no le había visto nunca puesto. Era una placa de identificación militar.

      —¿Cómo te encuentras? —continuó al ver que no le contestaba—. ¿Te duele la espalda?
      —No, no. Estoy bien —respondí desviando la vista de su placa. Me acerqué a él para tomar la chapa entre mis manos—. Tenía entendido que eras médico de guerra, no...
      —Kersantti —respondió. Lo miré sin entender y él volvió a hablar para traducir—: Sargento.
      —Eres una caja de sorpresas... —murmuré a la vez que volvía a dirigir mi mirada a la placa.

«FIN
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      —¿Qué significa? —pregunté.
      —¿El qué?
      —Todo esto —Ethan se quedó mirando la placa durante un momento, como ido.

𝔗𝔢𝔫𝔱𝔞𝔠𝔦𝔬𝔫; 𝔈𝔱𝔥𝔞𝔫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora