𝔗𝔢𝔫𝔱𝔞𝔠𝔦𝔬𝔫; 𝔈𝔱𝔥𝔞𝔫

𝐏𝐫𝐨𝐞𝐦𝐢𝐨

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ＰＲＯＥＭＩＯ

ＡＭＥＮＡＺＡＳ
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      LA LUNA BRILLABA en lo alto del cielo estrellado, bañando los jardines de la mansión con su luz y dándole así un aspecto mágico. Era la noche perfecta para salir a pasear. Sin embargo, esos no era mis planes para esta noche. Hoy se celebraba en casa una de las famosísimas fiestas privadas de Beliath, y tanto Iván como yo habíamos sido invitados por primera vez.

      Miraba fijamente mi reflejo en el espejo del baño, que solo podía ver al ponerme de puntillas. La verdad es que no era ideal para prepararse para una fiesta, pero mi habitación era demasiado oscura como para maquillarme en mi tocador. Quería hacerlo bien. Estaba decidida a impresionar a Iván esta noche. Gracias a mi condición de «cáliz» habíamos desarrollado un vínculo afectivo que iba más allá de la amistad. Nos besamos en más de una ocasión; pero el vampiro seguía mostrándose temeroso ante mi presencia en muchas ocasiones, y yo necesitaba más.
      A medida que los minutos pasaban, yo seguía concentrada en mi tarea y me sentía cada vez mejor. Arreglarme me proporcionaba un agradable sentimiento de control. Desde que había llegado a la mansión me habían considerado una víctima atrapada en mi estatus de cáliz. Por lo tanto, esperaba que el hecho de descubrir una faceta distinta hiciera que los demás cambiaran la imágen que tenían de mí y pudiera quitarme por fin la etiqueta de «cáliz de Iván». Si el resto empezaba a verme como una chica más, Iván haría lo mismo y esperaba que así, al fin, llegasemos a la siguiente base.

      Entonces me quedé paralizada. Él me había dicho que no pensaba venir. En principio.

      Cerré la barra de labios con un golpe seco y comprobé mi reflejo. Estaba mal que yo lo dijese pero mi vestido era magnífico, se ajustaba a mi silueta a la perfección y dejaba ver lo suficiente como para que fuese sexy y elegante. En un principio, me había asustado que resultara demasiado vulgar, pero ahora que me veía con él puesto todos mis temores se habían disipado.
      Como no sabía que hacer con mi pelo, decidí recogermelo de manera sencilla. Dejando el cuello despejado.

      Respiré profundamente. Estaba bien peinada, maquillada y vestida. Estaba... lista.

      —Tal vez sea algo pronto para bajar... pero, así podré tantear el terreno —Alisé las arrugas inexistentes de mi vestido y me eché un último visazo—. Venga, es hora de irse.

      Salí del cuarto de baño y atravesé el pasillo para llegar hasta las escaleras. Desde ahí arriba ya podía ver a muchísima gente; no quería ni imaginarme como debería estar el gran salón si el vestíbulo estaba así de lleno. ¿De dónde habían sacado a tantas personas?

      —La mayoría son conocidos de Ethan y Beliath, que son quienes han hecho circular la noticia. —Me sobresalté. No oí llegar a Rafael. Había debido de hacer la pregunta en voz alta sin darme cuenta.
      —Buenas noches, Rafa —saludé—. Conocen a mucha gente.
      —Sí, la verdad es que sí. Se puede decir que son criaturas nocturnas en todo el sentido de la palabra. Saquean todos los bares y las discotecas de la región. En especial, el Moondance, que está en la ciudad. Así es como han conocido a tanta gente.
      —¿Y vienen a menudo a vuestras fiestas? Porque no es demasiado discreto para alguien que quiere conservar el anonimato...
      —Va por épocas, y además, suele haber gente nueva. Al final de la noche lo entenderás todo mejor. Pero no corremos peligro.