"Prueba mi paciencia. Di algo, algo que me haga mantenerme cuerdo. Algo que me haga sentir que esto no es el jodido infierno."
Fanfic de la película "Cherry", protagonizada por Tom Holland.
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┌ ❝ 𝐈 𝐥𝐨𝐬𝐭 𝐚 𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝 ❞」
Cherry
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Esa mañana fuimos de nuevo al campo. Por alguna extraña razón algo me hacía sentir incómodo, me sentí más alerta que de costumbre y no entendí exactamente por qué me sentía así, era como un momento de ansiedad combinada con adrenalina de la nada.
- ¿Estás listo? -Jiménez me sacó de mis pensamientos mientras preparaba mis cosas.
Volteé a verlo. Estaba frente a mí y tenía una cara de preocupación parecida a la mía, estaba seguro de eso.
- ¿No sientes que algo va mal? -le pregunté mientras terminaba de atar los cordones de mis agujetas.
- ¿Algo mal? -y eso lo hizo fruncir su ceño antes de negar-. No, ¿te pasó algo?, ¿te sientes mal?
Negué.
No sabía exactamente qué decirle respecto a cómo me sentía. Tampoco quería alarmarlo por mi probable paranoia con respecto al trabajo de campo.
-Estoy bien -me levanté y tomé mis cosas-. Estoy bien, no te preocupes.
Y traté de adelantarme.
Por un momento creí que el hecho de salir de esas cuatro paredes llenas de hombres serían suficientes para dar un respiro hondo y así poder distraerme de la sensación de aprisionamiento y ansiedad que el ejército me estaba creando a cada minuto que pasaba lejos de mi hogar.
Por fin salí y me dirigí a la camioneta junto a Jiménez y el resto de los hombres con los cuales nos mandarían al campo de batalla.
Una vez que arrancó el vehículo, Jiménez estaba sentado a un lado mío y al verme tan ansioso, golpeó suavemente mi brazo.
-Sólo debemos soportar unos meses más. Luego de eso no tendremos más trabajos de campo -me aseguró-, sólo aguanta unas veces más haciendo esta mierda y después vamos a volver a nuestras vidas de antes, a lo que conocíamos. Te lo aseguro, amigo, será un mal recuerdo solamente.
Jiménez era el más interesado en salir del ejército en cuanto antes para volver a nuestra vida de civiles de nuevo. Supongo que el hecho de ser padre era lo que lo mantenía tan esperanzado de seguir adelante.
Llegamos al desierto. El calor era insoportable, la sensación de morirnos estaba seguro que era menos horrible que el hecho de ir cubiertos con esos putos trajes infernales y con las armas en brazos atentos a que no salieran los enemigos de ningún lado.
Llegamos a un pequeño lodazal, una rueda se atoró y el vehículo de enfrente no quiso avanzar. En varias ocasiones lo obligaron a continuar intentando desatascarse sin éxito.
