𝐴𝑑𝑑𝑖𝑐𝑡𝑖𝑜𝑛 (+18)

𝐸𝑙 𝑝𝑙𝑎𝑛 𝑑𝑒 𝐶ℎ𝑒𝑟𝑟𝑦

Palmer
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No dejé de pensar en lo que Cherry había hablado conmigo. El tema del divorcio con él parecía algo imposible de hablar y ahora estaba tan decidido que me causó confusión. No sabía qué lo había hecho cambiar de opinión pero tampoco me interesaba conocer la razón.

Mis padres entraron a la habitación, primero fue mi madre que prácticamente corrió hasta donde yo estaba y me abrazó llenando mi cara de besos y estrechándome contra su pecho.

— ¡Mi amor, estás bien! —y la escuché sollozar—. Nos asustaste tanto, _____. Creí que no íbamos a volver a verte, no vuelvas a asustarnos así.

—Tranquila, mamá, estoy bien —me quejé por su abrazo que casi sentía que me asfixiaba—, pero dame un poco de espacio, aún me siento morir.

—Suéltala un momento, mujer —pidió papá cuando se acercó—. ¿Estás segura que te encuentras bien? ¿Necesitas algo?

—No necesito nada, sólo estoy algo agotada. ¿Quién les dijo que estaba en el hospital?

Ambos se miraron un momento y papá fue el que respondió.

—Fue tu marido —contestó—, llamó a casa y vinimos apenas pudimos. No queríamos dejarte sola sabiendo lo que pasó.

—Por Dios, _____ —de nuevo habló mi madre tomando mi mano—. ¿Por qué lo hiciste? Pudiste quedar en coma o morir. ¿No pensaste en ello?

—No ahora, por favor. Mamá, no me siento en mi mejor momento para comenzar a hablar acerca de las decisiones que he tomado, ¿puedes entenderlo por favor?

—Ese muchacho va a oírnos —murmuró a regañadientes mi madre y negué—. No, no planees defenderlo. Es increíble, nosotros le damos la confianza y te pone al borde del suicidio.

—No ha sido culpa suya, mamá —bajé la mirada—. Como sea, él y yo charlamos ahorita que entró a verme.

— ¿Y qué pasó?

Di un suspiro pesado antes de responderle. Cerré los ojos un momento y esperé a que el nudo en mi garganta se aflojara para poder contestar.

—Se acabó.

— ¿Se acabó qué? ¿De qué hablas ahora, hija? ¿Qué se acabó?

—Nuestro matrimonio, mamá, de eso hablo. Cherry entró para avisarme que tomó la decisión del divorcio.

— ¿Lo dices en serio?

—Sí, a eso vino —los vi intercambiar miradas y casi estaba segura que estaban haciendo el máximo esfuerzo por no celebrar—. Dijo que me daría el divorcio, así que sólo deberé preocuparme por buscar un abogado que me ayude con eso.

—Conozco uno muy bueno —intervino mi padre—. Puedo hacerme cargo del papeleo, cielo.

— ¿Al menos pueden fingir que les aflige el hecho de verme a nada de divorciarme de mi marido?

— ¿La verdad? Es que no nos aflige —se encogió de hombros—. Sólo mírate, no estás en condiciones de seguir en una relación como esa, tú necesitas ayuda en un centro de rehabilitación y él no puede seguir contigo sabiendo que eres una fuente que le brinda cualquier pastilla que lo duerma todo el día. Ustedes dos no funcionan como pareja y espero que lo entiendas.

La televisión que hasta el momento había estado encendida en el canal de noticias sin sonido, llamó mi atención al ver una fotografía de Cherry. Mi madre igual miró a la pantalla y papá fue el que subió el volumen para saber qué pasaba.