"Prueba mi paciencia. Di algo, algo que me haga mantenerme cuerdo. Algo que me haga sentir que esto no es el jodido infierno."
Fanfic de la película "Cherry", protagonizada por Tom Holland.
Las horas en ese lugar fueron eternas. Era como si el tiempo se hubiera detenido para dejarme en ese infierno personal sin noticias de _____.
Por la puerta de entrada vi llegar a las diez de la mañana del día siguiente a los padres de mi esposa. Su madre fue la primera en llegar hasta donde yo estaba sentado y sin aviso previo sentí cómo golpeó mi hombro con sus puños.
— ¡Eres un maldito infeliz! —me gritaba—. ¡Por tu culpa mi _____ está aquí!
Su marido se acercó para detener sus agresiones en contra mía.
—Yo ni siquiera sabía que ella estaba consumiendo mis medicamentos —me defendí—. Salí de casa y cuando regresé ella ya las había tomado.
— ¿Qué pasa contigo? —su padre igual me reclamó—. ¿Cómo puedes haber sido tan descuidado con los medicamentos que consumes?
¿Cómo les iba a mencionar que lo habíamos hecho tantas veces que jamás se me ocurrió esconder las pastillas de ella?
—Las cosas no son como lo piensa —mencioné—. No tenía idea que se provocaría una sobredosis.
—Señores —pronto el medico se acercó a nosotros—. Les pediré que bajen la voz o deberemos pedirles que salgan de aquí. No es lugar para hablar de sus diferencias.
—Doctor, sólo quiero saber cómo se encuentra nuestra hija —su madre se apresuró a hablar—. ¿Se encuentra bien? ¿Ya despertó?
—Tuvo una sobredosis muy fuerte, es un milagro que el corazón de _____ no se haya detenido, pero sigue inconsciente. Estamos observándola para que no caiga en coma.
—Por Dios...
—La tenemos estabilizada pero no sabemos en qué momento algo se salga de nuestras manos. Deberían estar preparados para cualquier noticia.
Y sentí la mirada llena de odio de mi suegro que no emitió palabra alguna pero sabía que de tener la posibilidad en ese mismo momento me habría soltado un puñetazo en la cara.
Cuando el médico se alejó y quedamos los tres a solas, la madre de Palmer se levantó y fue hacia la pequeña capilla del hospital dejándome a su marido y a mí a solas.
— ¿Quieres algo de beber? —Me preguntó.
Yo lo vi con una cara de confusión. ¿Por qué esa repentina amabilidad?
