Diecinueve

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Chi@s este capítulo tiene escenas +18, lean bajo su propio criterio

            ¿En qué momento pensé que era buena idea que Aila viniera a dormir a mi casa? ¿Cómo pude dejarme llevar por mis celos? ¡Por la Diosa! ¡Había aceptado dormir en la misma cama que ella! Cada vez que estoy cerca de ella es lo suficienteme...

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            ¿En qué momento pensé que era buena idea que Aila viniera a dormir a mi casa? ¿Cómo pude dejarme llevar por mis celos? ¡Por la Diosa! ¡Había aceptado dormir en la misma cama que ella! Cada vez que estoy cerca de ella es lo suficientemente difícil mantener a Malik a raya, incluso me cuesta controlarme a mí mismo, y ahora todo su olor quedará en mi casa, ¡en mi cama! Cama que vamos a compartir, porque terminó convenciéndome de dormir juntos. Me saco mi remera porque el calor que desprende mi cuerpo se está volviendo insoportable, pensar en tenerla a solo centímetros de mí y en mi cama me vuelve completamente loco, y a Malik también, estoy realmente peleando con él para que no tome el control, no para de gritarme que la marque una y otra vez, ¡joder! ¡No puedo! No voy a poder con esto, no voy a poder sobrevivir a esta noche.

Sí, sí puedo, sobreviví a una cena a solas con ella, incluso fue mucho más amena de lo que imaginé, ella se encargó de sacar conversación de cualquier cosa y siempre sin tocar temas incómodos. Es tan bella, suele gesticular mucho con las manos cuando algo la emociona y sus ojos brillan con intensidad, su sonrisa debe ser de las cosas más hermosas del mundo, y sus risos que siempre están descontrolados me provocan ganas de tocarlo cada vez que los veo.

Escucho la puerta del baño abrirse y me giro para verla, ¡Joder! ¿Por qué me castigas así Diosa? ¿Qué hice mal en mi vida? Está vestida únicamente con mi remera, le llega un poco más arriba de las rodillas, dejando sus preciosas piernas libres, su piel morena me enloquece, y tengo que realmente controlarme para no saltarle encima.

-¡Mierda! – me escucho susurrar, cuando llevo mi vista a su cara está mordiéndose su labio inferior, mientras desliza sus ojos negros sobre mi torso, puedo notar la excitación en ellos, están más brillantes y negros - ¡Mierda! – esta vez lo digo un poco más alto, porque noto que mi pene palpita entre mis pantalones.

-¿Estás bien Beta? - ¡Mierda, mierda, mierda! Su voz está enronquecida por la excitación del momento, sonando tan sensual, y como si todo fuera poco, me llama Beta, ¡mi pene está a punto de explotar mi pantalón! Trago saliva con dificultad cuando la veo caminar hacia mí, fija sus pozos negros en mis ojos sin dejar de caminar – No te noto bien.

-Mierda Aila – le susurro, y ella llega justo frente a mí.

-Finge, por esta noche que no soy tu mate, que soy solo una chica cualquiera por la que sientes demasiada atracción sexual – dice todo esto acariciando con el dorso de su mano mi brazo, muy lentamente – Porque está claro que el deseo sexual está en los dos, me puedes oler, y yo te puedo sentir – la mano que no está acariciando mi brazo rodea mi pene sobre mi pantalón, haciendo que suelte un jadeo – Joder, es muy grande – su voz... su voz, ¡mierda! ¡Podría acabar en mis jodidos pantalones como un puto adolescente si seguía hablando así! Su mano izquierda solo estaba sobre mi pene, sin moverse y sin apretarse demasiado.

Una Bruja para el BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora