Veintiuno

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            Corro hacia la frontera norte, lo más rápido que puedo, Einar fue quien me despertó indicándome que debía ir rápidamente porque los vampiros nos estaban atacando

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            Corro hacia la frontera norte, lo más rápido que puedo, Einar fue quien me despertó indicándome que debía ir rápidamente porque los vampiros nos estaban atacando. Malik y yo nos sentimos tranquilos al saber que Aila va a quedarse con Aitana, ninguno de los dos la queremos en la pelea, nos va a distraer.

Toda esa tranquilidad se esfuma cuando, en medio de la pelea, siento ese olor que me vuelve loco, naranja y canela, giro para mirarla y gruñirle, cuando siento un golpe que me envía metros hacia atrás. Me paro rápidamente e intento volver a la formación, veo como Aila me ayuda a llegar sacándome algunos vampiros, son demasiados, ¿de dónde salen? Parece que cada vez hay más.

-¡Pero miren quien está aquí! Te he estado buscando preciosa, y justo te vengo a encontrar en el último lugar que pensé en buscarte – giro a mirar quien habla y gruño, el imbécil del príncipe que había secuestrado a mi mate, no iba a dejar que se acerque a ella.

-Hay que proteger a Aila – digo por el link.

-Mijail – susurra Aila y nosotros ya nos encontramos frente a ella, gruñéndole al imbécil.

-Vaya, veo que tienes guardaespaldas – ríe – pero vas a volver a ser mía – ¿Suya? Ni en sus más estúpidos sueños, Aila es mía, solamente mía. Gruño enseñándole mis dientes de forma amenazante, noto como mi lobo crece unos centímetros más - ¿Te follaste al lobo? Sí, folla como una diosa, pero es mía – solo eso bastó para que corra hacia ese hijo de puta, nadie va a volver a hablar así de MI brujita.

-¡Anoki no! ¡Vuelvan para acá! – Escucho que Aila grita, pero no puedo obedecerla, lo único que quiero es matar a ese hijo de puta, siento como los vampiros empiezan a impedirme el paso, lucho contra ellos, y siento como Einar y Otto pelean a mi par, los guerreros de la manada también lo hacen.

-¡Aila no! – escucho al imbécil del brujo gritar, me giro para mirarla y lo que veo me deja congelado en mi lugar, tiene una gran bola blanca de luz en sus manos, su nariz sangra, al igual que sus orejas, y de repente esa luz se expande por todo el territorio donde peleábamos, enviándonos a todos al suelo.

Intento orientarme, me siento mareado y un intenso pitido me aturde, me paro con dificultad y me miro, me encuentro desnudo en mi forma humana. Miro a mi alrededor y veo que todos los lobos nos encontramos en nuestra forma humana intentando levantarnos, los vampiros están inconscientes, busco con desesperación a Aila, intentando olfatear donde ella está, hasta que la veo en el suelo, inconsciente, corro a trompicones hacia ella, y cuando llego su imagen hace que mi corazón duela.

-Aila – susurro mientras tomo su cuerpo en mis brazos, está pálida, tiene resto de sangre en su nariz y oídos – Aila – vuelvo a llamarla.

-Aila – grita Jamil a mi lado, intenta llegar a ella pero yo le gruño – Necesitas llevarla a la mansión rápidamente, necesito curarla.

Una Bruja para el BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora