Veintinueve

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            Anoche Anoki se negó a volver a hacerme el amor, su miedo a que algo malo me pase me llena completamente el corazón, podría morir de felicidad en este mismo instante

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            Anoche Anoki se negó a volver a hacerme el amor, su miedo a que algo malo me pase me llena completamente el corazón, podría morir de felicidad en este mismo instante. Nos quedamos abrazados y charlando durante larga parte de la noche, hasta que el cansancio nos terminó venciendo y caímos rendidos en los brazos del otro.

Aún permanecemos abrazados, Anoki duerme pacíficamente y yo solo me dedico a verlo dormir, me carga de paz y también de energía, supongo que el haber completado el vínculo ayudó en mi recuperación, porque hoy me siento como nueva y con demasiadas energías. Una enorme sonrisa se planta en mi cara cuando una traviesa idea se cruza por mi cabeza, saco suavemente los brazos de Anoki, escucho su gruñido y río suavemente, para después subirme sobre él. Comienzo a besar su pecho, lamo su pezón y sonrío cuando siento su muy despierto pene sobre mi abdomen, sigo bajando, dejando besos sobre su abdomen y sonrío al llegar a mi destino. Saco mi lengua para lamer su glande, y cuando ambas partes toman contacto siento el cuerpo de Anoki tensarse, hundo su pene en mi boca y escucho como su respiración se descontrola, vuelvo a lamer su glande haciendo un poco de presión y escucho un gruñido de su parte. En este preciso momento me siento una diosa del sexo. Lamo todo su glande, como si de una paleta helada se tratara y siento sus manos tomarme de los brazos.

-¿Te levantaste traviesa brujita? – su voz ronca solo hace que me excite aún más, siento como mi vagina se moja aún más de lo que ya estaba.

-Buenos días lobito – le doy mi mejor sonrisa sensual, y él tira de mis brazos para que salga de entre sus piernas y me acueste a lo largo de su cuerpo.

-Estos sí que son buenos días – une sus labios a los míos en un salvaje beso, y cuando necesitamos aire simplemente baja sus besos a mi cuello, específicamente al lugar donde se encuentra su marca, eso hace que me estremezca y largue un fuerte gemido – Eres una brujita muy traviesa, ¿sabes lo que pasa cuando juegas con fuego? – me pregunta y yo no puedo contestar cuando su lengua recorre mi pezón para después chupar con fuerzas.

-Anoki – grito, siento mi cuerpo arder de deseo.

Anoki suelta mi pezón y gira mi cuerpo bruscamente, me toma de la cintura y me levanta, dejándome en cuatro.

-Necesito que si te lastimo me avises – su voz aún más gruesa me hace saber que en este momento Anoki le cedió el control a Malik.

-Malik solo hazlo – siento como le ruego con mi voz.

-Aila necesito que lo prometas – me pide mientras pasa su pene entre mis muy mojados pliegues.

-¡Joder Malik! Te lo prometo, fólla... - interrumpo mis palabras con un fuerte gemido cuando él ingresa a mí de forma brusca, sintiendo toda su longitud dentro de mí.

-Estás tan jodidamente caliente – gruñe entre dientes, y su voz solo hace que me excite aún más.

-Malik – gimo su nombre cuando comienza a moverse de forma rápida y brusca, siento como sus manos se aprietan con fuerza en mis caderas y sé que eso va a dejar marcas, pero eso es lo que menos me importa en este momento.

Una Bruja para el BetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora