Resurrección en Percy Jackson (PAUSADA)

Talos

La niña aún me miraba con recelo pero caminaba a mi lado.

Caminamos de vuelta ya que tenían que preparar nuestro equipaje luego de confirmar que era posible el paso por el chatarrero.

Volvimos al pequeño campamento y sin prisa comenzaron a preparar sus suministros.

Estaba sentado en el suelo viendo con calma hacia el chatarrero con una incómoda punzada en mi cuello.

Me giré rápidamente y vi una furgoneta frenar en la autopista desierta.

- ¿Eh? - Pregunté confundido al oler ese aroma particular.

Ese aroma a sudor limpio típico después de una noche con Alice invadió mi nariz haciendo que me levantara del suelo.

Rápidamente caminé hacia la furgoneta para ver cómo Ares se bajaba del auto y a su vez mis espectativas también lo hacían.

Mire al dios con desdén y me giré molesto.

Simplemente era Afrodita usando sus magias raras.

Mis ojos se cerraron y perdí todo interés que podría haber tenido.

***

Volví a abrir los ojos somnolientos cuando Zoé me despertó con una patada molesta.

- Si no te levantas te dejaremos aquí - Dijo molesta mientras me levantaba con sueño.

- ¿Por qué vinieron? - Pregunté tranquilo.

La cazadora se encogió de hombros.

- Siendo que no nos han atacado fue una buena resolución - Dijo satisfecha.

Sin más tardar marchamos con todo nuestro equipaje aunque yo apenas llevaba una bolsa casi vacía.

Los niños hablaban felizmente sobre los objetos que había en el chatarrero aunque claro que yo no me comportaba muy diferente.

- Estos me gustan - Dije tomando dos brazaletes plateados de una pila de objetos.

- Déjalos - Ordenó Zoé a lo que suspire

- Solo son dos objetos insignificantes - Dije rogando pero ella se mantuvo indiferente - Bien… - Murmuré dejando los brazales

Continuamos por el chaterrero hasta que nos encontramos con un pie gigante de bronce.

Lógicamente lo rodeamos el pie y finalmente habíamos parecido pasar por el gran chatarrero hasta la siguiente carretera sin que ninguno fuese herido.

Pero de pronto un estrenduoso sonido nos alertó.

Nos giramos a el origen de los ruidos viendo a un gigante de bronce que le quitó la calma a Zoe quién solo pudo gritar el nombre de la máquina.

- ¡Talos! - Grito causando que Thalía le explicará a Percy que era esa máquina.

- Pero es más pequeño que el original. Un prototipo, debe ser una versión defectuosa - Explicó.

- Alguien tomo algo - Recriminó Zoé mirándonos a cada uno con partículas deteniéndose en mi bolso.

- Si me los hubiera robado entonces los llevaría puestos - Le dije tranquilo  mientras la maquina acercaba su mano a su cadera y tomo una gran espada.

- ¡Corran! - Ordenó la niña.

Rápidamente todos se dispersaron buscando algún lugar en el que refugiarse.

Con velocidad me cubrí detrás de una pila de objetos brillantes y suspire un poco cansado.

- Si ya no tiene arreglo… - Murmuré tomando algunas cosas de la pila.

Poco a poco la pila desapareció hasta el punto en el que volví a prestar mi atención a el gigante de bronce.

Me levanté del suelo con calma y me giré para buscar los brazaletes que Zoé no me había dejado tomar.

***

Zoé Belladona.                 

Mierda.

No quería perder tiempo y ahora nos pasa esto.

Rápidamente analice el cuerpo la máquina buscando un punto débil pero no veía una.

Apreté el mango del arco con irritación y prepare la flecha para disparar.

Por lo menos podría alejar el peligro de los niños.

Respire profundamente pero antes de que soltara la cuerda un estrenduoso rayo golpeó a la máquina.

Mire de la dirección de la que había llegado el rayo y vi a Thalía jadeante con su lanza en mano.

Casi suelto una sonrisa mientras aflojaba la cuerda del arco y una sola flecha se dividía en decenas de partes.

La máquina tardó unos minutos antes de volver a moverse agitando su espada arrasando con todo lo que toco.

Me sentí intranquila sobre la seguridad de los niños que estaban cerca del lugar donde el gigante habia atacado.

Suspire aliviada al escucharlos hablar aunque no oí la voz del niño cercano a mi señora.

Prepare la siguiente flecha y estuve a punto de disparar pero me detuve al ver a Bianca corriendo hacia la máquina.

- ¡Aléjate! - Le grité preocupada por lo que haría.

La niña no parecía escucharme cuando la máquina levantó su pie para pisarla.

De pronto toda luz desapareció y en el cielo una esfera escarlata brillo en como si no existiera nada más en el mundo.

Un hilo rojo apareció en donde Bianca había estado y se enredo hasta volverse una bola que salió disparada en contra de donde estaban parados los niños.

En toda la oscuridad solo se oyeron unos suaves pasos que parecían distantes.

Trate de mirar pero no había luz como para que viera algo.

- Yo me encargo - Escuché murmurar en la oscuridad a Jon que no sabía dónde estaba.

La luna escarlata se apagó dejando solo oscuridad para que luego un rayo púrpura cayera del cielo, el rayo tenía tal intensidad que iluminó todo el cielo y no deje ni ceniza de la máquina.

Perdiendo la presión del cuerpo mire hacia atrás mío y allí note dos orbes escarlatas que parecían observar desde la altura.

Poco a poco las estrellas comenzaron a brillar nuevamente dejando ver una escena rarísima.

El chico de pelo plateado estaba de pie encima de una montaña de baratijas mientras sus ojos escarlatas se atenuaban suavemente.

Busque preocupada a Bianca con la mirada, tarde unos segundos en verla más o menos un metro detrás de donde había estado antes de que el cielo se oscureciera.

Suspire aliviada y volví mi atención al niño recordando sus palabras.

"Podría ser un dios" Había dicho el niño haciendo que me tensara ante la idea.

Le mire y el me miro con calma cuando de repente hablo suavemente.

- ¿Me los puedo quedar? - Pregunto mostrando los brazaletes en sus antebrazos que no le había dejado tener antes.

Un poco atontada asentí causando que el sonriera suavemente haciendo que tuviera que reforzar mi convicción para no caer en su encanto.

- Hay que seguir - Recordó el niño a todos los presentes que seguían en shock.

Poco a poco nos recompusimos aunque en mi mente seguía el peligro presente.

Ese rayo fue suficiente para carbonizar a la máquina…

Mire a Thalía quien al parecer no tenía idea del poder del niño mirando el cráter en el suelo que el rayo había dejado.

Luego desvíe mi mirada hacia Bianca quien miraba al niño con admiración.

Le mire preocupada ya que aunque no había sido dañada pero había sufrido un accidente aún peor.

Sus mejillas rojizas delataban totalmente el problema haciendo que suspirara.