Ares

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Estábamos llegando a Tebas en carruaje cuando sentí sueño.

Caí en el regazo de la adolescente y sentí como me dormía.

- Oh, no voy a dormir - Dije temeroso del brazo rosado en sus ojos.

- Ja, claro que no - Dije mientras comenzaba a dar golpes en mi frente con su dedo a un ritmo bien marcado.

Cada vez que estaba por dormirme un golpe me despertaba.

- Mmmm, ya para - Me queje débilmente.

La niña dio otro toque y me rompió el cuello.

Mientras me regeneraba me levantaba y hable un poco molesto.

- Poco a poco mejoras además de que ahora te pareces a mí, a este paso no voy a tener nada mío - Me queje remarcando los cambios que su cuerpo había sufrido.

Su pelo igual al mío y su piel al mismo tono eran algo que secretamente me encantaba observar mientras dormía.

- Eres lo que comes, lógico que si solo como de ti mi apariencia cambie - Se defendió.

- ¿Y por qué yo no me volví rubio? - Le replique ya que ese era su color original de pelo.

- Porque… yo como mucho más que tú - Dijo dando un mordisco a mi cuello.

Tsk.

- Además que tu aprendes mas rápido que yo - Se quejó.

- Ese no es el punto - Dije chistando - ¿Que vamos a hacer a Tebas? - Pregunté desviando el tema.

- Tsk, al menos intenta ser más sutil - Se quejó - Como sea, vamos allí por ti - Dijo confundiendome.

- ¿Por mi? - Pregunté desconcertado.

- Ajá, tu alma es fría - Recriminó un poco molesta - Tu corazón no siente emociones básicas y tu mente no se perturba ni en la muerte - Dijo como si fuera algo malo.

- ¿Y? - Pregunté.

- Y necesitas un maestro igual a ti - Dijo tocando mi pecho con su dedo índice - Alguien que no sienta pena por la muerte de su amada, ya que en primer lugar no siente el amor - Dijo sonriendo - En Tebas está está persona - Afirmó sonriendo mientras su hermoso color rojo aparecía en sus pupilas.

Un rojo al que ni siquiera puedo aspirar.

El vivir con una intensidad inigualable.

Totalmente mi opuesta, el fuego que todo lo derrite con el hielo que todo lo congela. Y aún así…

****

Me desperté al sentir un horrible olor.

- ¿Donde estamos? - Pregunté somnoliento.

- ¿Acaso saberlo te ayuda en algo? - Pregunto la niña rubia.

Era una especie de restaurante típico en las carreteras, una mesa separaba a mi y Annabeth de Percy y Grover del otro lado.

¿Realmente me arrastraron mientras dormía? Era como cuando viajaba con Alice y en menos de un día estaba en otro país.

Por la ventana a mi izquierda podía ver la carretera y un camión muy grande.

- Si que dormiste - Se burló Percy delante mío.

- Pero por fin estoy en completa forma - Dije sonriendo.

- ¿Estas diciendo que antes no lo estabas? - Preguntaron los 3.

- Obviamente, ¿que tan débil creen que soy? - Pregunté antes sus esepticas miradas oliendo esa esencia que me despertó.

Resurrección en Percy Jackson (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora