Desde tiempos antiquísimos, la humanidad ha tenido que sobreponerse a grandes tragedias, pues la mano salvadora de los dioses no siempre estará allí para poder ayudar a sus hijos. Las fuerzas devastadoras de la naturaleza, los incontables ataques de bestias que han asolado nuestro territorio, y ni cómo olvidar las insufribles guerras que se han forjado por tan solo el odio y codicia de unos cuantos; pero es en este último caso donde ha quedado sentado el máximo grado de crueldad de las personas.
Solo aquellos quienes han logrado experimentar esto pueden describir, con cruda verdad, pueden describir los horrores que se han vivido en los enfrentamientos entre personas, como lo ocurrido hace ya varios ayeres.
La guerra iniciada por el Imperio de Imperio de Mantra, ocurrida aun antes de las revueltas de los semihumanos, fue uno de los episodios más trágicos que le ha tocado vivir a este continente, pues no solo se vio como el hombre puede dañar a su semejante; asimismo, se evidencio hasta qué punto un hombre puede llegar a someter, en pro o en contra de su voluntad.
Los jinetes del Imperio cruzaron por todo el desierto hasta lo que hoy es el Reino del Norte, con la intención de obtener los recursos que pudiera haber en aquellas tierras, pero cuando llegaron solo encontraron una ciudad con pocas tierras y escasa población, pero eso sí, con bienes suficientes para todos; solo pasaron tres días desde que el ejército imperial tomo aquellas tierras y despojó a sus habitantes de todas sus pertenencias, no sin antes destruir aquella ciudad paras no dejar rastro de su existencia, no cabe duda que aquello no terminó así, pues quien gobierna esas tierras solo hace lo posible para mantener miserable a esa gente.
Todos hablan de los prósperos campos del Reino del Oeste y los preciosos minerales de las minas en el Reino del Este. Pues en aquellos tiempos eran más abundantes, pero el Emperador lo quería solo para él, para eso, mando a sus hombres para apoderarse de las ciudades, fundando los reinos que hoy conocemos; dejo que tuvieran los estilos de vida que mantenían, solo que deberían de pagar un tributo al imperio para que puedan seguir viviendo de aquella forma, amenazándolos con destruirlos como a la región norte de Mantra.
Es claro que a nadie le gustaría ser subyugado a los caprichos de un tirano, por eso en la región sur, la cual ya tenía conciencia de estos aterradores sucesos, se preparó para el inminente ataque. Sus soldados, quienes fueron entrenados por el mismo imperio, se rebelaron contra sus jefes, propagando la idea de no dejar que capturen su hogar, preparándose para luchar contra el más grande ejército del continente. Aquellos guerreros, con las pocas armas que contenían, lograron repeler el ataque de las tropas enemigas, dejando hasta la vida en el campo de batalla. Algunos adjudican la victoria a una pronta intervención divina, pero solo los que allí lucharon pueden confirmar eso.
Tras su victoria, lanzaron un mensaje a los pueblos cercanos y los reinos que fueron atacados: luchar por ustedes y su libertad. Por imposible que pareciera, el mensaje funciono. Así fue como un grupo de hombre en busca de su libertad marcho con paso firme al Castillo Imperial, en busca de una venganza justa para sus caídos y por una solución a los problemas causados. Tras fuertes batallas, duras decisiones en los encuentros, y la voluntad de esos guerreros, fue como lograron que su pueblo no fuera sometido.
Si bien, los Reinos del Norte, Este y Oeste continuaron siendo gobiernos controlados por el imperio, con reyes traídos a regañadientes desde la Ciudad Imperial, no cabe duda que los soldados del Reino del Sur demostraron como, con solo la idea de no ser despojados de su libertad, pudieron derrotar a un enemigo que solo buscaba generar un daño irreversible a unos inocentes.
-No todas las leyendas que hay sobre nuestras tierras pueden tener un final alegre como la de nuestros héroes, pero es gracias a eso que hemos logrado ser quienes somos, gracias a las hazañas de aquellos que dieron algo por nosotros. Gracias. -Conmovido, el viejo orador agradeció los aplausos de aquellos que viajaban en la caravana del Reino Central al Reino del Sur.
Sentados junto a la hoguera, los ancianos escuchaban alegres de como las historias que se contaban en sus tiempos siguen emocionando a las nuevas generaciones; los jóvenes y adultos quedaban fascinados por las épicas batallas de los soldados, esperando que, en algún momento, puedan participar en un enfrentamiento si lograran entrar al ejército; los niños se divertían jugando a ser los soldados que, pelearon en aquellas enormes peleas, usando las espadas que solo viven en su imaginación. Todo esto bajo la estricta vigilancia de los soldados que se ofrecieron a custodiar el viaje.
Era solo un pequeño que, con la mirada fija en el viejo que estaba relatando aquellos sucesos, atrapado por los escenarios que flotaban en su mente, anonadado por lo que hubiera significado estar en esos momentos. Sin miedo al qué dirán, este niño se dirigió al narrador.
-¿Habrá en algún momento algo igual de impresionante que esta historia? -fue lo único que se le ocurrió preguntar al pobre niño.
-Marcos, ¿qué haces? Regresa aquí -lo llamó su madre, tomándolo del brazo para sentarlo en su regazo -. Por favor discúlpenlo -se dirigió a todos los presentes.
Todas las miradas estaban atentas al niño y al orador, como si esperaran una respuesta de aquel viejo.
-No se preocupe señora, es lo normal en los niños -dijo justificando el actuar del niño-. Sabes hijo, eso es difícil de predecir, pero, si logras ver en tu vida algo épico, como para que sea contado y escuchado por todos, ten la confianza para decirlo sin miedo -mientras le decía esto a Marcos, sacó de una de sus mangas un medallón, el cual estaba tan reluciente que parecía nuevo, lo puso en la palma del niño y cerró su puño-, ¿me lo prometes?
-Si señor -respondió Marcos algo tímido, pero maravillado con el obsequio del hombre.
El hombre llamó a otro de los viejos para que contara alguna otra de las múltiples historias que hay de Mantra, para que la noche fuera más llevadera y menos aburrida.
Apenas era el primero de tres días que dura el viaje, pero todo transcurriría con total calma y tranquilidad.
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La leyenda de Mantra
Fantasy¿Hasta qué punto tu pasado te puede afectar? ¿Podemos hacer algo para combatir nuestro pasado? Esto es algo que muchos nos podemos preguntar, pero pocos pueden contestar. Dimitri, Luna y Argos tuvieron que hacer frente a su pasado con el fin de sent...