XIX

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Por más de un mes, los tres aventureros realizaron diversas misiones, igual para familias o personas adineradas; dichos contratos iban desde la custodia de personas y valores, hasta enseñarle a cómo defenderse a quien esté dispuesto a pagar por ello, claro que su fama no fue la misma que en los días cuando eran aventureros para la ciudad de Kudra, pero estaban contentos con tener dinero para pagar donde vivir, que comer y poder divertirse tomando de vez en cuando. Su vida era pacífica y demasiado tranquila, al punto en que podían darse algunos lujos como comprar cosas caras o entrenar con un buen equipo para ello.

La bonanza era buena, parecía que los días en los cuales se metían en grandes problemas y realizaban alocadas misiones quedaron solo en un recuerdo. Sentir como el mundo no gira alrededor de ellos es una agradable sensación que antes nunca hubieran imaginado. Por desgracia, existe un dicho que parece un axioma de la vida "para que existe la guerra, debe de haber paz". Suena algo extravagante, pero muchos toman eso como algo que siempre deben de tener en cuenta todas las personas, por más que a alguien le vaya excelente, siempre se debe de estar preparado para algún evento catastrófico.

Si algo les ha de haber quedado en claro a nuestros aventureros, es que su pasado es algo que siempre lo va a perseguir, y por más que intente, huir de él, siempre los va a atrapar. a Dimitri lo persiguió su pasado como asesino, a Luna el hecho de ser parte de la familia imperial, pero Argos era todo un misterio para sus amigos, incluso para Luna, quien lo conoce por más tiempo; ninguno ha querido preguntar sobre la historia de Argos, pues temen encontrar algo que los afecte, y preferían no tener problemas. De igual forma entendían que, si no ha mencionado algo de su pasado es por algún motivo personal, prefiriendo respetar eso que estar en un terrible desacuerdo. Lo que no sabían los tres, es que aquel pasado auguraba desde arriba al momento idóneo para aparecer ante ellos.

Después de un duro día entrenando, los regresaron a su casa para tomar una ducha y comer algo para luego descansar para el día de mañana prepararse para una nueva misión. pero al momento de entrar a su casa, Argos sintió que algo andaba mal, así que sigilosamente fue subiendo los escalones uno a uno, al ver esto, Dimitri y Luna lo siguieron de la misma forma, sin hacer ruido, pues fuera lo que fuera que alerto a su amigo, debía de ser alguien fuerte o poderoso para hacerlo actuar con sigilo. Entrando a su habitación, Argos se paró en seco cuando estuvo en medio del cuarto, pues aquella figura que se encontraba ante él lo dejó petrificado, con la mente en blanco, pues se negaba a creer en lo que estaba mirando; un poco asustados, pues su amigo no dio una señal de lo que pasaba adentro, entraron Luna y Dimitri para asegurarse de cómo se encontraba su amigo, igualmente quedaron pasmados por ver lo que tenían ante sus ojos.

–Es un gusto verte de nuevo. Argos –dijo serenamente aquella persona.

–No puedo decir lo mismo –su voz se oía seria–. ¿Qué hacer aquí? Dorian.

–¿Qué no puedo ver a mi amigo de vez en cuando? –con una sonrisa de oreja a oreja, extendió los brazos como si esperara un fuerte abrazo por parte de Argos.

Aquel sujeto tenía la misma altura y complexión de Argos, un cabello negro, lacio y sedoso, los ojos verdes como si fueran esmeraldas y una piel blanca. Llevaba puesta una armadura con detalles dorados y verdes, una espada con mango blanco. Emanaba un aire de seriedad, a la vez que parecía estar listo para atacar en cualquier momento, aun cuando no estuviera en posición de ataque.

–De por si es raro verte, ahora lo es mucho más. ¿Qué es lo que quieres?

–Nada en especial, solo pensé en venir y ver si ya has pensado sobre lo que paso. Pues estamos dispuestos a resolver esto de forma más... pacífica –eso último no sonaba tan convincente.

–Entiéndelo, no pienso volver. Por mucho que lo intente, no cambiare de opinión.

–Bueno, por desgracia esta era la última oportunidad que te dieron para que reconsideraras tu postura, pero cómo no cambias de parecer, tendremos que tomar medidas drásticas para que regreses.

La leyenda de MantraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora