Las semanas pasaron mientras los tres aventureros continuaban ganando más dinero con simples misiones: Entrar a minas para despejarlas de monstruos; escoltar a personas con mercancía valiosa; salvar a otros pueblos de las afueras de la ciudad; en fin, varios contratos sencillos que podían aumentar su experiencia y así poder tomar misiones más complicadas y conseguir más dinero. Por desgracia. Pero siempre había un problema cuando querían cobrar la recompensa, pues Glen quería salirse con la suya al pagarles menos de lo que se ofrecía en la hoja del contrato. Para suerte de los tres, Argos lograba convencer al dirigente del gremio para cobrar por completo la recompensa.
Esa forma de actuar por parte de aquel hombre fue lo que provocó en Dimitri un sentimiento de desconfianza en su compañero, pero no podría decir nada hasta tener información segura sobre cómo logra convencer a Glen de pagar completa la recompensa.
En una ocasión, entraron una tarde al gremio para comer algo, pues llegaban de terminar una misión, en lo que se acercaban al lugar donde se encontraba Glen, una persona se cruzó rápidamente en su camino y empezó a hablarle a los aventureros abruptamente.
–Disculpen... permítanme un momento –decía aquella persona mientras recuperaba el aliento. Parecía cansado por alguna razón.
–Parece cansado. Tome un poco... –Luna le entrega una botella con agua mientras le hablaba.
–Gracias... –tomo un gran sorbo de aquella botella–. Bueno... Primero me presento, mi nombre es Allen y necesito de su ayuda.
Allen era un comerciante que transportaba diversos objetos entre los 5 reinos y sus ciudades; si alguien necesita que su mercancía fuera llevada a otra ciudad, podía pedírselo a él. Era un hombre de unos 56 años, robusto, con cabello rojo, nariz achatada y unos ojos grandes que podrían salirse de sus cuencas en cualquier momento.
–Verán, soy un pequeño comerciante y necesito de entregar una mercancía a un pueblo muy lejos de aquí. Vengo porque quiero que ustedes me escolten para llegar a salvo y con la mercancía entera a mi destino.
–Bueno, pero ¿por qué nosotros? –preguntaba Argos interesado por la propuesta del comerciante.
–Es que yo los miren hace tiempo cuando mataron a los Ran que llegaron a un pueblo a las afueras de esta ciudad, así que necesito a personas que puedan contra los peligros que hay en el camino. Y para ser honestos, son el único grupo de aventureros que he visto en acción últimamente –soltaba una pequeña sonrisa de un solo lado cuando dijo eso.
–Y... ¿de cuánto estamos hablando? ¿Cuál será la recompensa por escoltarlo? ¿Hasta dónde lo tendremos que escoltar? –no faltaron unas miradas de sus compañeros por preguntar directamente eso.
–No se preocupen, el pago es bueno, estamos hablando de... –se acercó a ellos para decir la cantidad sin que nadie más se enterara–... de unos ochocientos tabores, serán tres días y dos noches –empezó a decir con su voz normal–... eso solo de ida, se quedarán una noche en el otro pueblo con gastos pagados y otros tres días y dos noches de regreso. El destino es lo de menos, será uno de los pueblos del Reino Central de Mantra. ¿Qué dicen?
Al escuchar esto, Argos reunió a sus compañeros para hablar sobre el trato que les estaba haciendo Allen.
–¿Qué les parece? ¿Aceptamos? –preguntaba Argos a sus compañeros.
–A mí me parece bien, es más fácil que las otras misiones que hemos hecho y con más paga. Pero dudo de algo con él –sus ojos parecían buscar a Allen, aun cuando estaba a sus espaldas.
–¿De qué dudas? –no falto una expresión de duda y extrañeza en su rostro.
–Para solicitar ayuda en un transporte de mercancía podría pedir el apoyo a los militares de esta zona, por eso sospecho que pueda ser algo ilegal.
ESTÁS LEYENDO
La leyenda de Mantra
Fantasy¿Hasta qué punto tu pasado te puede afectar? ¿Podemos hacer algo para combatir nuestro pasado? Esto es algo que muchos nos podemos preguntar, pero pocos pueden contestar. Dimitri, Luna y Argos tuvieron que hacer frente a su pasado con el fin de sent...