XXII

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Habían pasado solo unos cuantos meses desde aquella batalla en la Isla de Belfast. Todo marchaba bien para los tres aventureros. Todo era normal, salvo el hecho de que contaban con una maldición, así le llamaba Argos, que era la inmortalidad. No esperaban mucho de los contratos que tomaban como aventureros en el Reino del Sur, pero les alcanzaba para tener una buena vida; no podían quejarse ni pedir más, realmente todo les estaba saliendo bien.

–Que aburrido –Dimitri se encontraba acostado en el sillón contemplando el techo, su aburrimiento le pesaba mucho, pues no es alguien que se mantenga quieto en mente o cuerpo– no ha habido buenas misiones en estos últimos días.

–Bueno, que se puede hacer –Argos estaba sentado en una silla contemplando el suelo, compartiendo el aburrimiento de Dimitri–. Las misiones que piden aquí son en su mayoría cuidar de los transportes o escoltar a personas ricas. La paga es buena, pero no ofrecen algo más.

–Lo mismo pienso.

Luna se acercaba a los dos con un sobre en manos.

–Dimitri, te llego esta carta –su amigo la tomo mientras se sentaba correctamente en el sillón– la acaban de dejar debajo de la puerta. No logré mirar quien la puso ahí.

–¿De quién es? –Pregunto Argos.

–Qué extraño, dice que es de Marcos.

–Y ¿qué dice? –Argos se empezaba a levantar de su silla.

–Nos comenta que tiene una misión para nosotros. Si queremos tomarla, estamos invitados

–¿En serio? –Preguntó Luna–. A ver.

Luna y Argos se colocaron a cada lado de Dimitri para leer juntos lacarta de Marcos. Los tres se miraron alegres, confirmando que tomarían lamisión que el amigo de Dimitri les propuso. Se alistaron con sus armas, tomaronunos caballos que lograron conseguir gracias a una misión en aquel reino y,entusiasmados, partieron al pueblo de Marcos para hacer la misión que les contóen la carta, iniciando así una nueva aventura para aquel grupo de tres amigos.

La leyenda de MantraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora