VI

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Las ciudades cercanas al Reino del Norte son, en su mayoría, tierra sin ley. Lugares donde la presencia de la autoridad es una mera formalidad; zonas en las cuales prevalece el dicho sobrevive el más apto. Es por estos lugares donde, hace ya más de 35 años, nació Dimitri; llegando a ser huérfano a los 5 años por la muerte de sus padres, entendió qué, para poder seguir vivo, era necesario hacer cualquier cosa para no perecer en algún momento. Si necesitaba comida, la robaba de las tiendas; si necesitaba dinero, se lo quitaba a las personas descuidadas; si necesitaba que alguien lo respetara, se metía en brutales peleas a puño donde, a sorpresa de los demás, terminaba ganando Dimitri. Con esa mentalidad y habilidades fue creciendo por su propia cuenta.

No fue sino hasta los 17 años que, teniendo bien pulidas sus habilidades como ladrón, decidió juntarse con otros chicos de su edad para hacer robos más grandes, ellos eran Demos y Seck; fue con ellos que haría su más grande amistad. Aun siendo tan jóvenes, lograban obtener grandes cantidades de dinero tanto en tabores como en productos. Pero no siempre iban a sobrevivir de robar algunas cuantas cosas, al igual que sus amigos, pensaba que era necesario hacer más cosas para lograr obtener mayores recursos, de ahí nace la idea de hacer trabajos para otros por una buena suma de dinero; por desgracia no había un gremio de aventureros establecido en donde ellos vivían, la única opción que tenían era meterse a las peleas que se hacían en los bares con la esperanza de ganar más dinero mientras más oponentes pudieran aguantar sin ser derrotados.

Sabiendo que no tenían forma de decidir por otra cosa, acordaron entrar a las peleas en el bar para así conseguir más experiencia en el combate. Demos no duraba más de tres peleas de pie, ya que su defensa no era la mejor para los combates cuerpo a cuerpo, pero mejor que nadie para el combate con dagas; Seck era bueno dando buenos golpes, lo cual hacia que ganara varias peleas, pero después de mucho esfuerzo, terminaba por cansarse y dejaba que lo tumbaran sin mucho esfuerzo; Dimitri, por su parte, el tiempo que llevaba robando hizo que tuviera una gran agilidad, que aprovechaba para hacer perder la paciencia y el equilibrio a sus oponentes para así lograr derribarlos y ganar el combate, por suerte, de los tres él era quien terminaba ganando más dinero.

Después de varios meses de peleas, lograron obtener demasiado dinero, algo que provocaba la furia y envidia de varias personas que querían la fortuna que ellos tenían. En una ocasión, Dimitri se dispuso a pelear desde el principio para conseguir más dinero que otros días; los rivales iban y venían para poder, tan siquiera, dañar a Dimitri y así impedir que consiguiera más y más dinero. Cuando ya hubieron pasado más de diez oponentes, un hombre alto y robusto se paró frente al futuro aventurero con una consigna bien clara, derrotarlo sin problemas; habiendo empezado el combate, los golpes de aquel sujeto no lograron acertar en su objetivo, con cada puño lanzado más se cansaba, llego el momento en que por el esfuerzo que puso para derrotarlo con puros golpes terminó por cansarse, lo cual Dimitri aprovecho para golpearlo en la cabeza para hacerlo caer y lograr que saliera de la arena de combate.

Estando de rodillas y frustrado, saco un cuchillo de entre sus prendas y se lanzó contra su contrincante, distraído por festejar su nueva victoria. Con un fuerte golpe, logro dañar con el filo del arma la cara de Dimitri provocándole una herida debajo de su ojo; con sangre brotando de su rostro y enojado por el daño recibido, atacó sin piedad al sujeto que lo dejo marcado y no paro de arremeter golpes contra su rostro. De un momento a otro empezaron a forcejear con el cuchillo cuando el hombre intento encajarlo en el cuello de Dimitri, después de unos momentos, ambos pararon el combate ya que el arma logro encajarse en el pecho del sujeto que había empezado a usarlo. Con la mirada atónita de los espectadores, Demos y Seck agarraron a Dimitri y, con el dinero en la mano, se dispusieron a salir corriendo de aquel bar para ya no volver.

Estando fuera de la taberna, un hombre con ropas blancas se les acercó por la espalda y agarró por el hombro a Dimitri que aún no entendía como había pasado aquel suceso que, de seguro, lo podría perseguir de por vida.

La leyenda de MantraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora