En las cercanías de Sedra, se puede visualizar las puntas de las torres del castillo del Reino del Este, esta es la ciudad que se encuentra entre Kudra y el Reino, por ciertas razones que nadie conoce, esta ciudad no cuenta con un gremio de aventureros, por lo cual para los encargos se les encomienda a los aventureros de ciudades cercanas. Sedra está bien defendida por los militares que, en su mayoría, habían participado en varios combates para proteger a la ciudad de ataques enemigos de otras ciudades que solo buscaban derrotar al reino y quedarse con sus territorios; por desgracia, los soldados que custodian la ciudad no contaban con experiencia para atacar a las bestias que pudiesen atacar a la ciudad.
Solo pasaron dos días del ataque de los Veras a la ciudad de Sedra hasta que se publicó el aviso en el gremio de aventureros de Kudra, con la esperanza de que alguien los ayudara derrotando a las bestias.
Los Veras son criaturas voladoras, más grandes que un ave normal, de color café oscuro con una cabeza desproporcionadamente pequeña para su inmensurable cuerpo. Su aspecto era terrorífico, de cuerpo delgado, casi esquelético, pero duro como una roca. Su cuerpo no presenta ninguna pluma, por lo cual todo aquel que lo mira se pregunta cómo puede este monstruo volar.
Unos soldados que custodiaban la entrada a Sedra, miraron a tres personas montadas en caballos acercándose rápidamente a la ciudad. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, los detuvieron para increparlos sobre sus motivos para estar en aquel lugar.
–Lamentamos llegar de esta forma –se disculpó Argos–, pero vimos esto en el gremio de Kudra y decidimos llegar para ayudar – sacó de su bolsillo el contrato que pedía ayuda para Sedra por los ataques de Veras.
–¡Por fin llego ayuda a esta ciudad! –decía un soldado con exagerado alivio el militar– esta ciudad a esperado por tres largos días la ayuda de aventureros para derrotar a las bestias que han atacado nuestro hogar. Por favor pasen para que reciban el informe.
Los tres aventureros fueron escoltados por tres soldados por la ciudad que, a primera vista y a sorpresa de ellos, tenía varios daños en diferentes lugares, producto, al parecer, de los Veras. Dejando a sus caballos en la entrada de la ciudad, se dirigían a la estación de guardia donde se encontraba un sargento que estaba comisionado para dirigir a los soldados en aquella ciudad. Entrando al despacho de aquel sargento, lo miraron preocupado observando un mapa de la ciudad en el cual reposaban varias figuras que indicaban las posiciones de los militares a su cargo.
Saliendo del mundo de su cabeza, el sargento miro a los aventureros que entraban a sus aposentos acompañados por el militar que los recibió. Al ver esto, el superior se levantó enojado dirigiéndose a su subordinado.
–¿Me puede explicar que es esto? No estoy para bromas soldado –el superior estaba molesto por la intromisión a su oficina.
–Lamento la intromisión señor –poniéndose firme y saludando poniendo su puño derecho en el pecho– pero la razón de que estemos aquí es que estas tres personas son aventureros enviados desde Kudra para auxiliarnos contra las bestias– terminando de hablar, dejo de saludar y se puso firme de nuevo.
–Finalmente llegaron –cambiando su expresión a un alivio moderado– en vista de esto, puede retirarse soldado, déjenos a solas.
El militar solo saludo y, al momento de salir de la oficina de su superior, cerró la puerta para que los aventureros y el sargento hablaran cómodamente.
–Qué bueno que llegaron, estamos desesperados por esta situación que he tenido que pedir refuerzos del Reino del Este para cuidar la ciudad.
–Y ¿cuál ha sido el resultado? –se preocupó por las acciones del oficial.
ESTÁS LEYENDO
La leyenda de Mantra
Fantasy¿Hasta qué punto tu pasado te puede afectar? ¿Podemos hacer algo para combatir nuestro pasado? Esto es algo que muchos nos podemos preguntar, pero pocos pueden contestar. Dimitri, Luna y Argos tuvieron que hacer frente a su pasado con el fin de sent...