-¡Sara! ¡¿Qué carajos voy a hacer?!
-¿Qué te asusta?- me dijo con voz de emoción a través del teléfono- Empiezo a creer que estás enamorada de él, pero no lo quieres admitir.
-¡Ese es el problema! Estoy enamorada de él, sólo un poco y él es extremadamente mayor a mí y probablemente no pueda darle lo que él necesita, y si eso pasa terminaremos nuestra amistad y si algún día existe, la relación, y no quiero que se adentre tanto en mí.
-Yo creo que él va a hacerte feliz, y tú a él. Habla de esto con él, resuélvanlo y ya veremos.
-¡Ni me vayas a colgar!
Pero Sara ya se había ido.
¿Y ahora qué hago? Era la única pregunta que me ocupaba la mente, quería salir y que todo se arreglara, pero a la vez quería quedarme y terminar todo. De repente golpearon la puerta y sin darme tiempo a hacer nada, la abrieron, tuve que quitar el seguro antes de llamar a Sara, pues el teléfono no se encontraba en mi cuarto, y al entrar me olvidé de volverlo a poner, Paula asomó la cabeza.
-Mariana, necesito que me ayudes, tengo que resolver unos asuntos con un amigo, ve con Julián y recibe los papeles que te va a dar, junto con las explicaciones.
-¡No! ¡No pienso...!
-Gracias hermanita.
De vez en cuando la quiero matar, pero sin embargo y con miles de maldiciones en voz baja, me resigné y me puse en marcha hacia el primer piso, "Tranquilízate Mar, tranquilízate" me decía a mí misma, al menos procuré arreglarme un poco antes de bajar, y me tomé mi tiempo, al llegar al último peldaño se me hizo un nudo en el estómago y tuve que respirar varias veces para no regresar corriendo a mi habitación y encerrarme el resto del día. Llegué al living fingiendo poco interés, mi hermana aún estaba allí, se disculpó con su jefe por tener que irse y le dijo que me indicara todo a mí, como si nunca nos hubiéramos visto, nos dimos un beso en la mejilla y me senté lo más alejada que pude.
Llegaba el momento decisivo, mi hermana cogió su bolso y salió cerrando la puerta. Le tendí unos papeles.
-Estos son los balances e informes de...
-Estás hermosa- sus ojos fijos en mí me incomodaban, me miraba tan seductoramente, pero traté de ignorarlo olímpicamente-. Tal y cómo lo recordaba.
-Pero sin embargo dijo que los contratos de los...
-Y eres tan inteligente.
-Aunque falta la firma de uno de los abogados y...
-¡Perdóname! Pídeme lo que quieras, dinero, regalos, celulares, un viaje o cualquier cosa, pero no me hagas esto, ¡No me ignores!
Supongo que ya era hora de hablar del tema.
-No soy así- dije fríamente.
-Entonces, ¿Qué hago para que me perdones?
-Dame tiempo.
-¿Por qué todas las mujeres dicen eso?
-Entonces soy cómo todas- me divirtió ver su expresión, dije eso justamente para ver su respuesta, supongo que terminaría perdonándolo.
-Eres la primera mujer por la que haría cualquier cosa.
-¿Eso le dices a todo el mundo?
-¡Mar! ¡Sólo trato de disculparme, eres una buena persona y mujer, y lo que hice estuvo mal! ¡PERDÓN!- literalmente gritó lo último.
Di un suspiro y cogí el teléfono, marqué el número de Sara y me contestó tras dos timbrazos.
-¿Cómo te fue? ¿Qué te dijo? ¡Cuéntame todo con detalles!
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Mayor que yo
RomanceElla es solo una niña y él ya es un hombre maduro. Ella es tímida e introvertida, él es experimentado y reservado. Ella admira su experiencia, él admira su inocencia. Mariana conoce a un hombre muy guapo y atento, doce años mayor que ella. Como es d...