XXIV

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Para cuando llego al bosque, puedo notar como hay más ángeles que demonios. Del lado derecho se encuentran los alas blancas, con sus respectivas vestimentas del mismo color.

Del lado izquierdo están los míos, vestidos de negro que hacen juego con sus alas. Por mis ojos está pasando el equilibrio, ambas partes unidas por un acontecimiento repentino.

Puedo sentir que Jungkook está detrás de mí. Después de lo que pasó en la habitación, decidí salir primero, no sabía si él iba a asistir, pero ahora está aquí, sin embargo se queda atrás.

Unos cuantos pasos de mí, de frente, está Jimin, vestido completamente de blanco, con su característico cabello rubio. Ya entiendo, es cómo si Jungkook me estuviera entregando ¿Es así?.

Los presentes notan que estoy ahí y se levantan de sus asientos. Carén y Leika están como maestros de ceremonia. Camino una vez que cruzo miradas con el rubio y este me sonríe. Una vez que llego a su lado, puedo notar como Taehyung jala a Jungkook para sentarlo y dejarlo en medio de él y mi padre.

–Empecemos con la ceremonia–, Dice Carén y da inicio.

No recordaba que fuese tan larga, o tal vez porque es diferente para los ángeles, pero Carén no deja de hablar y hablar sobre la unión de las almas. Leika por otro lado, dice lo que ya sabemos, sobre cómo es este sentimiento.

Después de tanta palabrería y disconformidad por ambas partes, por fin llega el momento dónde tenemos que usar el lazo. Jimin, al ser el primero en sentirlo, debe hacer las heridas. Toma mi mano, dónde ya hay una cicatriz y la observa. Después puedo ver que está nervioso, no quiere lastimarme con la daga.

Aprovechando que tengo su mano tomando la mía, aprieto esta y lo hago verme, dando una señal de que quiero hablar con él. Entiende a mis señas y el aura brillante aparece.

No dolerá, solo hazlo–, Le digo

¿Estás segura?–

Compruebalo por tí mismo–, Me atrevo a soltar una sonrisa, tratando de calmar sus nervios.

Decidido, primero hace la herida en su muñeca y al ver que no causa nada, lo hace en la mía. El lazo cubre ambas muñecas, dejando que la sangre corra por este.

Una vez terminado este paso, Leika saca la daga caliente del fuego, para cicatrizar la herida. Jimin primero lo hace con la mía y después a él mismo.

–Que lo que el destino quiso, los separe hasta el fin de su existencia–, dice Leika, cómo parte del ritual

–Que les de prosperidad y unión por el resto de su existencia–, ese es Carén, dando el final.

Ambos son cómo los humanos lo conocen "Hasta que la muerte los separe".

Los presentes en la ceremonia aplauden, algunos por compromiso y otros con real emoción, como Zuley y Hoseok.

Tomándome por sorpresa, Jimin me toma por las mejillas y me da un beso. Eso impresiona a algunos y pone en alerta a otros. Los demonios no esperan eso, pues no es común hacerlo en las ceremonias del infierno, menos cuando solo uno es el que tiene le ligamen.

–Tranquilos, recuerden que es parte del vínculo tener emociones repentinas–, Rafael intenta calmar los murmullos entre los ángeles

–Es diferente para ellos–, Belfegor le dice a los nuestros.

Estoy algo impresionada por la acción repentina, pero a Jimin no parece molestarle en lo absoluto. Se ve incluso muy feliz.

La ceremonia termina y todos se dispersan.

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