24. Reuniones clandestinas

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Después de su visita al médico, decidió cancelar su agenda por las siguientes dos semanas, mientras esperaba los resultados de las pruebas y análisis que le hicieron en el hospital, pues la ansiedad que le provocaba no saber que le estaba pasando lo ponía irritable, lo que, a su vez, volvía difícil tener que trabajar con él. Era un tipo de infierno que no quería hacerle pasar a nadie, especialmente a Riko, quien probablemente ya tenía pesadillas con él.

Tener un sueño de más de ocho horas y el resto del día para ocuparse de sí mismo sonaba como una buena idea, al menos al principio, pues pronto descubrió que la soledad sólo hacía que sus pensamientos fueran más ruidosos y difíciles de ignorar, especialmente cuando Kento, el hombre que amaba más que a nada en el mundo, comenzó a actuar extraño con él.

Al principio pensó que quizás no era Kento el que estaba raro, sino él mismo que, al estar guardando en secreto su visita al médico, comenzó a proyectar culpa en Kento, como una excusa para autosabotearse, pero después, Sukuna le preguntó si se habían peleado, porque le parecía que Nanami estaba un poco raro, lo cuál provocó que las inseguridades de Satoru se dispararan y alcanzaran niveles exorbitantes.

Intentó calmarse, pensando que quizá Kento estaba distraído con los negocios, después de todo, fin de año era una época difícil, pero eso solo lo hizo pensar en que Kento estaba en ese trabajo sólo por él. Se preguntó si quizá Kento finalmente había alcanzado su límite, si tal vez estaba pensando en finalmente dejarlo todo, incluyendolo a él. La parte racional de su cabeza le recordó que Kento lo amaba, que estaban juntos en ese barco y que él no intentaría abandonarlo de la noche a la mañana.

Agobiado, Satoru decidió llamar un uber para que lo llevara a la empresa, necesitaba ver a Kento y asegurarse de que las cosas entre ellos estaban bien. No obstante, apenas puso un pie en el lugar, supo que algo andaba mal, pues los murmullos y los rostros que mezclaban sorpresa y burla lo persiguieron hasta el último piso, en dónde la secretaria le dijo que Kento no estaba en su oficina, que no sabía dónde estaba, ni si regresaría antes de finalizar el horario, a lo que Satoru respondió con monosílabo y entró a la oficina.

Sin pensarlo demasiado, se sentó en la silla detrás del escritorio, lo primero que pensó es que, de haber escuchado los mandatos de su padre, esa podría ser su oficina, y solo de imaginarlo le resultó deprimente, lo que confirmó, una vez más, que había tomado la dé correcta cuando decidió estudiar ciencias y dedicarse al modelaje.

Con un suspiro, Satoru busco algo entre las cosas que estaban en el escritorio con lo que distraerse, pero todo era demasiado formal y serio para su gusto, pues la única cosa que probaba que esa oficina le pertenecía a Kento (además de su nombre en la placa de la puerta), era una figurita de madera con forma de colibrí que le regaló en navidad dos años atrás, y una libreta con encuadernado de pie que le regaló antes de que se fuera a estudiar a estados unidos, que Kento llevaba casi a todas partes, pero que nunca lo dejaba ver qué contenía.

Pensando que era una buena oportunidad para husmear entre las cosas de su novio, Satoru abrió el cuaderno en una página aleatoria. A decir verdad, no estaba seguro de que era lo que esperaba encontrar, pero leer su nombre en la parte superior de la hoja fue un pequeño shock, no necesito ver más para darse cuenta de que era una carta. Sintiéndose un poco avergonzado, optó por no leer el contenido, pero siguió dándole la vuelta a las hojas. Al final, se dió cuenta de que el cuaderno era como un pequeño diario, Kento no siempre escribía carta, pero cuando lo hacía era por algún motivo en específico, o al menos eso supuso cuando noto que la fecha junto al nombre de Yu era del 24 de Mayo, un par de días después de la última vez que habían hablado.

En silencio, Satoru deslizó el cuaderno de vuelta a su sitio debajo de su guardián el colibrí, después se recargó contra el respaldo de la silla. La razón por la que había ido a buscar a Kento, en primer lugar, seguía haciendo ruido en su cabeza, las dudas que siempre había tenido sobre si su relación sería duradera eran constantes e intrusivas, incluso en los días buenos, pero una vez más, sentía que podía contenerlas y callarlas.

—Sr. Gojo, le traje un té helado.

—Gracias Ritta —dijo Satoru levantándose para alcanzarla—. Pero sabes qué debes llamarme Satoru.

Ella asintió con una sonrisa avergonzada antes de girarse sobre sus talones, mientras Satoru volvió a la silla.

—Por cierto —dijo Ritta desde la puerta—. Estuve revisando y el sr. Nanami se encuentra con sus padres.

—¿Con mis padres?

—Si, ya sabe que ellos se reúnen para comer, por lo menos dos veces al mes —explicó la secretaria—. Sabe siempre pensé que usted los acompañaba...

—Me peleé con mis padres de nuevo, así que me olvidé —mintió Satoru. Ritta le dedicó una mirada de simpatía antes de salir, dejando a Satoru solo, mientras se preguntaba qué otras reuniones secretas le escondía Kento Nanami.


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Hola.

Perdón por desaparecer 3 días, la verdad es que estos capítulos han sido un poco difíciles de escribir.

He venido construyendo una extraña tension entre Nanami y Gojo desde el capitulo quince, que finalmente explotará, es casi la última barrera que tienen que pasar antes de alcanzar su tan ansiado "felices para siempre", e intentar que se sienta que algo va mal, es lo que me ha costado, ya ustedes me dirán si se siente o no.

Por cierto, el final de este fic sera el 15 de Mayo, por lo que finalmente esta parte tendrá 45 capitulos, pero mo se espanten, porque el sufrimiento acaba en el capítulo 30.

Para finalizarr esta nota, podré canciones que me habia olvidado: Te lo advertí - Los Mesoneros y Really Never Over - Katy Perry para los primeros capítulos. Para este último arco son: Ocean Eyes - Billy Eilish, For Your Eyes Only - Sheena Easton y Souvenir - Selena Gómez.

Esto es todo por ahora, muchas gracias por leer 💟

Falling for U #4: You're the One I Want [NanaGo] [Jujutsu Kaisen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora