Debido a su infancia con un padre alcohólico violento, y su posterior relación con alguien que solo bebía cuando estaba a punto de meterse en problemas, Kento solía beber con bastante moderación.
A excepción de aquella vez en la que apostó quién aguantaba más contra Yu, nunca había excedido sus límites autoimpuestos, no obstante, esa no era una noche para ser moderado, y lo que necesitaba era una salida fácil para sus problemas. En su mundo ideal, estaría embriagándose en la seguridad de su departamento, pero ese no era su mundo ideal, e ir al departamento (que para el caso no era suyo), significaba pensar el Satoru, y este era la última persona en la que quería pensar. Por ello se detuvo en el primer bar que se cruzó por su camino eligió un lugar al fin de la barra en dónde no molestaría a nadie, le pidió al bartender que le dejara la botella de whisky y comenzó a beber.
Varias horas después, recargado sobre la barra mientras veía su reflejo en el líquido ambarino de su bebida, se dió cuenta de que el alcohol en realidad no lo estaba ayudando a dejar de pensar, lo cual no le resultó inesperado, si no simplemente irritante.
Suspiró sintiéndose repentinamente agotado, como si el cansancio que llevaba acumulando durante años por fin le estuviera pasando factura, sin ánimo, hizo girar el hielo de su vaso, en un intento de concentrarse en algo que no fuera la sonrisa maliciosa de Satoru que se grabó con fuego en su memoria.
No era la primera vez que veía esa sonrisa, de hecho le resultaba tan familiar que apostaría todo su dinero a que cada palabra que salió de la boca del Satoru, fue dicha para molestar a sus padres, otro acto de rebeldía que buscaba hacerlos sentir avergonzados y estúpidos, pero al final del día, el único que se sintió humillado y sumamente traicionado había sido él. De algún modo, sabía que sus sentimientos heridos eran un daño colateral del acto de Satoru, no obstante, saber todo eso, no hacía que doliera menos, después de todo Satoru cruzó una línea y la decepción de sentir que no podía confiar en que él lo cuidara de la misma manera en que Kento lo hacía, era demasiado para soportar.
Por supuesto, si él lo hubiera seguido, si hubiera intentado detenerlo, si le hubiera pedido que lo escuchara, Kento no hubiera dudado en perdonarlo, pero nada de eso sucedió, y pensar en lo que pudo haber sido era otra cosa que Kento no quería seguir haciendo.
Tras beber lo que quedaba en el vaso, Kento pagó la botella completa, a pesar de que ni siquiera se la había terminado.
El viento frío lo recibió en la acera, Kento caminó varios metros hacia la derecha, antes de recordar que dejó el auto estacionado en la otra dirección, en la calle menos transitada que encontró, lo que le hizo darse cuenta de que estaba más borracho de lo que pensaba.
Cuando se detuvo frente a su auto, contempló la idea de pedir un taxi, aunque desechó la idea rápidamente porque no quería volver al departamento todavía. Descartadas las opciones del taxi al departamento y de conducir y recordando que no tenía en dónde quedarse, se le ocurrió que podía tomar una siesta en el auto y decidir qué hacer una vez que estuviera sobrio.
Con esa idea en mente sacó las llaves del bolsillo de su abrigo, pero en lugar de abrir la puerta se entretuvo mirando el medio corazón que usaba de llavero. Entretenido como estaba, no se dio cuenta de que alguien se le acercó por la espalda, hasta que sintió algo apretándose contra su espalda, Kento no estaba seguro de si era una navaja o algo más.
—Pon todo lo que tengas en tu abrigo y dámelo —dijo el ladrón.
Cuidándose de no hacer movimientos bruscos, Kento se apresuró a sacar su billetera y su celular del bolsillo de los pantalones y los puso en el abrigo.
—Cuando dije todo, me refería también a las llaves del auto —dijo el ladrón cuando el rubio empezó a quitarse el abrigo. Asintió con la cabeza, pero en lugar de simplemente poner las llaves en el bolsillo, Kento intentó quedarse con el llavero—. ¿Qué crees que haces? —preguntó el ladrón, moviendo el arma en su espalda como si quisiera recordarle que estaba allí.
—Solo quiero el llavero —dijo Kento, con la voz igual de temblorosa que sus manos. El ladrón emitió un ruido de exasperación, y el clic que le siguió le advirtió a Kento que el sujeto tenía un arma de fuego—. Tiene un valor sentimental, ya sabes... si me das un minuto.
Lo siguiente que Kento registró, fue su cara siendo golpeada contra el auto una vez, antes de ser arrojado a la acera. El hombre le habló, pero Kento estaba tan aturdido por el golpe que no entendió lo que decía, inconscientemente su mano se cerró sobre las llaves cuando sintió que el hombre tiraba de su brazo. Kento intentó levantarse y ambos, demasiado tercos comenzaron a forcejear, un gritó al final de la calle distrajo a Kento. El ladrón lo empujó contra la acera y le arrebató las llaves, cuando Kento intentó alcanzarlo de nuevo, el tipo se giró y le apuntó con el arma.
Tal vez era el alcohol en su sangre, o que su cabeza seguía pensando en el corazón de Satoru perdido, pero Kento, no se dio cuenta de que el sujeto le había disparado hasta que sus piernas flaquearon y cayó de lleno en la acera.
🌻💍💟
Decidido a solucionar su desastre, Satoru obligó a Kuroi a llevarlo hasta su departamento, con la esperanza de encontrar a Kento y evitar que se fuera. Durante todo el camino, pensó en lo que diría, para hacerle saber que era un estúpido pero que lo amaba con todo su corazón y lamentaba mucho lo que había pasado.
Sabía que Kento apreciaba que fuera sincero con lo que sentía, y por ello quería tener la oportunidad de ser honesto con él, del modo en que no había sido en mucho tiempo. Quería abrirse y poder contarle que hacía meses que se sentía triste y demasiado inseguro sobre lo que estaba haciendo; que la única razón por la que seguía moviéndose era porque sentía que tenía que hacerlo, especialmente porque Kento estaba haciendo tanto por él y por las personas a las que amaba, que la sola idea de parar por un momento, lo hacía sentirse como una carga.
Satoru no quería decirle todo eso porque estuviera buscando perdón, pues no quería atarlo por lástima, mucho menos si eso lo lastimaba. Lo que quería era que alguien lo comprendiera aunque fuera un poco, y Kento siempre había sido ese alguien.
Por supuesto, una parte de si quería una oportunidad para enmendar su error, para reparar su relación y construir algo mejor, pero también sabía que había ido demasiado lejos esta vez y que Kento tenía el derecho y los motivos suficientes para terminar lo suyo.
Entró al departamento gritando su nombre y cuando no obtuvo respuesta, corrió hasta la habitación para revisar el armario. Se sintió un poco aliviado cuando vio todas las cosas de Kento todavía en su lugar. Sin pensarlo demasiado, tomó su celular para llamarlo, no esperaba que le respondiera, pero creía que valía la pena intentarlo.
Varias llamadas y mensajes sin responder después, alguien entró al departamento, Satoru salió de su habitación corriendo solo para darse cuenta de que solo era Megumi, que estaba ahí para hacerle compañía. Él hubiera preferido tener algo de privacidad, pero no tuvo el corazón para enviar al muchacho de vuelta a casa de sus padres a esa hora de la noche, así que le agradeció antes de volver a esconderse a la habitación.
El tiempo siguió pasando, Satoru comenzó a sentirse demasiado cansado, por lo que, estando seguro de que Kento iba a regresar esa noche (porque no tenía otro lugar a dónde ir), decidió cambiarse a la sala y encender el televisor para no quedarse dormido mientras lo esperaba. No obstante, el sofá resultó ser más cómodo de lo que esperaba, por lo que al final, se quedó dormido sin saber nada del otro.
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n/a:
Holiiis
Es fin de mes, pero no el fin de esta historia, como dije en notas anteriores tenemos 15 días más, y los capítulos restantes deguiran publicandose en esta parte. Por cierto, lamento la tardanza, estos capítulos se han alargado más de lo que esperaba, peero si todo sale bien, el capítulo de mañana resuelve este conflicto.
Eso es todo por ahora, nos leemos en un rato ❤️
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Falling for U #4: You're the One I Want [NanaGo] [Jujutsu Kaisen]
FanficHan pasado cinco años desde z que Gojo y Nanami se vieron por última vez. Su romance hace años que es solamente un bonito recuerdo de su juventud. Sin embargo, la oportunidad de alinear el camino de sus vidas una vez más se presenta como la invitaci...