𝑪𝑨𝑷𝑰́𝑻𝑼𝑳𝑶 35 🌻

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Llegamos al lugar perfecto, un restaurante apoyando a la comunidad, volteo a ver a Sadie para poder ver su expresión, al parecer contenta o feliz le queda corto.

—¿Te gusta?.—Le dije

—No me lo esperaba y déjame decirte que esto es una completa sorpresa, no... No sé que decir.

—Si te gusta, con eso basta, linda. Pero aún no llega la sorpresa.

Sadie me susurro algo en el oído que hizo que soltará una carcajada.

—Sadie, Sadie, Sadie, puros pensamientos impuros.

—Ay por favor.—Río.

Caminamos hasta la mesa asignada.

Que están decorada por algo casual, un florero, el mantel blanco, y mesa redonda.

La gente estaba en su mundo, nosotras éramos unas personas, o mejor dicho, una pareja que venía a cenar tranquilamente, algunos nos miraban y nos sonreían.

Otro hablan entre ellos.

El mesero vino y nos atendió amablemente, tomando nuestras órdenes y luego retirándose del lugar hacia la cocina.

Sadie estaba muy ansiosa, bueno, yo también lo estoy pero nerviosa.

¿Me aceptaría?

¿Tal vez si quería casarse conmigo?

O

¿Tal vez no?

Me estoy esforzando por no desmayarme, ahora se me baja la presión y no sabría que hacer, encima, ni matrimonio le llegó a pedir.

Mejor no, me guardo y no digo nada, lo del matrimonio sí, le voy a decir del matrimonio.

Claro que sí.

—¿Amor?.

Sadie me habla, levantó al vista hacia ella que me ve con el rostro confundido.

—¿Solecito?

—¿Estás bien?

Ella se levantó de su asiento, tomando una servilleta morada y colocándose frente a mi, pasándome de toque en toque la servilleta por el rostro.

—Estas toda sudada, ¿tienes algo?, ¿pasa algo?.—Me dice.

—No, no, yo estoy bien, perfectamente bien, en condiciones estables.

—¿Segura?

—Nunca estuve tan segura. O sea, me refiero a que-

—Si, linda, te entendí.—Río.

Reímos.

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Una chica rubia media dormida abrió la puerta, luego al estar bien despierta, abrió sus ojos como platos al ver aquella Antonella toda mojada y con los ojos rojos.

—¿Qué pasó?.

Antonella corrió hasta ella y la beso.

Sabrina respondió al acto enseguida.

Las dos estaban ahora mojadas, y lo digo en las dos formas.

Mojadas.

Y

Muy mojadas.

Antonella cerró la puerta con la espalda de Sabrina un poco brusco.

La rubio posicionó sus pierna alrededor de la cintura de la castaña.

𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑑𝑒𝑝𝑒𝑛𝑑𝑒 𝑑𝑒𝑙 𝑑𝑒𝑠𝑡𝑖𝑛𝑜-𝑺𝑨𝑫𝑰𝑬 𝑺. 𝒀 𝑻𝑵 [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora