𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑑𝑒𝑝𝑒𝑛𝑑𝑒 𝑑𝑒𝑙 𝑑𝑒𝑠𝑡𝑖𝑛𝑜-𝑺𝑨𝑫𝑰𝑬 𝑺. 𝒀 𝑻𝑵 [TERMINADO]

𝑪𝑨𝑷𝑰́𝑻𝑼𝑳𝑶 37

Estás últimas semanas que la pasé en la casa de Sabrina, fueron las mejores.

Tengo que decir que por mis clases, no me preocupa, estuve estudiando virtual y al menos mis notas estarían lo suficiente buenas como para que mi padre no se enoje.

Todo estaba bien hasta que mis tarjetas quedaron canceladas.

¿Ahora como iba a vivir?, fácil, menos mal había apartado algo de dinero.

Y bueno, a la tercera semana viviendo aquí, Sabrina estaba algo rara.

La notaba más distraída.

¿Distante? no.

Nos habíamos besados muchas veces, hasta que me pregunte sobre, Sadie.

Y hasta ahora no he podido contarle.

Desde ahí, dejamos los besos y abrazos.

[...]

Trato de hacerlo, en serio trato.

Estar de pie, frente a la casa donde vivía con Sadie, me duele.

Aún recuerdo la última vez que la ví, la última vez que los ví.

Solo era mover la manija y abrir la puerta, suena fácil, pero no lo es.

No lo es, maldición.

¿Cómo llegué aquí?

No lo sé, pero lo mejor sería retirarme.

O no, mejor entrar y tomar mis cosas e irme.

No.

¿Por que me iría?

Yo no hice nada malo.

Pero está casa también es de Sadie.

Cállate. Lo sé, y... Y lo mejor sería...

¡NO LO SÉ!

¿Y si mejor me voy por la cochera?.

¿Por qué irás por ahí?

No sé. ¿Más fácil?

Oh vamos, sabemos que si fuiste ahí fue por Sadie.

En el fondo la amas.

No.

No lo creo, lo que hizo fue traición.

¿Que te hace pensar eso? ¿Al menos la dejaste hablar?

¿Por qué la dejaría hablar?, todo fue muy claro, le gustaba Aidan y la chica esa.

¿Al menos te preguntaste? o mejor dicho que Sadie no están imbécil para ir dejando ropa tirada por cualquier lugar de la casa, sabiendo que podría entrar cualquiera.

Es que... ¿Por qué lo dejaría por ahí?.

Tal vez por que-

Es mejor retirarme, no me harás cambiar de opinión.

No me haré cambiar de opinión.

Retro mi mano de la manija para dar media vuelta y volver por el camino que vine.

No sé ni por qué lo hice.

No sé por qué regrese.

Mi ropa se comenzó a mojar de la nada.

Oh sorpresa, está lloviendo.

Y fuerte.

Los truenos reyna el lugar.

—¿Antonella?.

Esa voz, esa maldita voz.

—¡Antonella!.