❝Cualquiera sea el camino que elijas, yo te apoyaré siempre.❞
→ Kaede fue criada para ser un arma, un simple objeto con el que jugaban por mucho que rogase por su mísera vida. Sus pensamientos, sus lágrimas, incluso los latidos de su corazón habían...
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OBJETIVOS.
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La pelinegraen repetidas ocasiones se preguntaba a sí misma si había tomado las decisiones correctas, las que la habían llevado a convertirse en una de las criminales más buscadas en todo el país por sus incontables asesinatos y crímenes contra la sociedad. Una sociedad hipócrita que la había corrompido desde un principio y que no había hecho absolutamente nada por ella, no hubo nadie que le tendiera ni una sola mano hasta que encontró a sus compañeros.
Fue por eso que no se arrepentía de haber tomado aquel camino, después de todo la gente recibía lo que daba; y aprendió que si ella misma no luchaba por protegerse a sí misma nadie más lo haría. Y las únicas personas que realmente pudieron darle un significado a su vida y un hogar, fueron los villanos, sus amigos, que aunque no mostraran abiertamente su aprecio los unos por los otros en el fondo estarían siempre juntos.
━Aika, ¿quieres de verdad hacer esto?━preguntó el pelinegro notando cómo esta se acercaba hasta él, recostando su espalda contra la pared y retirando la venda de sus ojos por un momento.━Si realmente te quieres echar atrás lo respetaré y lo sabes.━mencionó colocándose delante de ella, tomando su barbilla y alzando su rostro obligándola a que lo mirara directamente a sus ojos.
━¿No prometí que... si me ayudabas a acabar con él, te ayudaría a terminar con Endeavor?━preguntó dándole una pequeña sonrisa al mayor, que asintió ante sus palabras.━Entonces no me puedo echar atrás, quiero quitarme ese peso de encima que tengo desde hace tanto tiempo.
Deseaba más que nada romper con el pasado y terminar lo que una vez empezó. Y es que la carga emocional que había supuesto su familia para ella le impidieron por mucho tiempo sonreír y sentirse bien consigo misma: ser una Fujiwara aunque fuera solo un apellido le arruinó la vida. Sus padres solo la vieron como una herramienta que falló cuando no manifestó su kosei a una edad temprana por culpa de los problemas del embarazo que su propia madre provocó.
Fue un experimento fallido, no eran la hija que deseaban y mucho menos la trataron bien. Aika no tenía sentido para el mundo ni el mundo lo tenía para ella, era una simple niña que se preguntaba qué había hecho mal para que su familia la insultara y golpeara. Y cada una de aquellas palabras, cada uno de aquellos golpes, quedaron grabados en su piel y mente de por vida y estaba dispuesta a devolverlos.
