HÉROES... SON HÉROES AL FIN Y AL CABO.
La pequeña Kaede solía tener algunas pesadillas. Era algo recurrente desde que era simplemente una niña, pero tras escapar del infierno en el que había vivido, estas habían acabado volviéndose mucho peores. Ella le tenía miedo a varias cosas, entre ellas estaba el mar porque una vez en la que su maestro y ella lo habían visitado, casi acabó ahogada. También le temía a las tormentas y a los fuertes relámpagos porque no estaba acostumbrada a sonidos fuertes, pero para su suerte su único y especial héroe siempre estaba allí para ayudarla a superarlos. Y aunque Chizome apenas supiera cómo tratar con el llanto de un niño, se acostumbró a abrazar a la pelirroja cuando estaba asustada y a revolver con cariño sus cabellos cuando recordaba cosas muy tristes. Sin embargo, las constantes y extrañas pesadillas que tenían lugar en sus sueños, eran algo que escapaba de su control.
Kaede a veces hablaba sobre lo que ocurrió en aquel laboratorio. Otras veces se callaba a mitad de la historia y se quedaba en silencio, sin terminar el relato. En otras ocasiones no hablaba en todo el día y permanecía quieta, mirando por la ventana, como si esperara a alguien. Fue una lucha muy dura hacer que la pelirroja superara sus fatídicos recuerdos y que estos dejaran de aparecer cada vez que cerraba los ojos por la noche. Ella había visto y vivido cosas realmente horribles en aquel oscuro lugar: podía recordar con claridad los gritos de otros niños que estaban siendo usados como experimentos, podía recordar la sangre y las miradas de desprecio que los adultos ponían sobre ella. Porque todas esas cicatrices que había repartidas por su cuerpo no desaparecerían de la noche al día, y los villanos que la perseguían en sus pesadillas para aprovecharse de ella y sus poderes, tampoco lo harían.
Hasta las sombras más insignificantes y lúcidas aparecían en sus sueños. Y por mucho que su mente tratara de bloquear esos recuerdos mientras estaba despierta, y acabara olvidando algunos detalles que oía de las palabras de su propio padre, su cuerpo jamás olvidaría el dolor que experimentó día tras día. Porque Kaede era un experimento acabado, pero el arma no había despertado todavía, y seguía dormida esperando a que alguien la utilizara.
Aquella noche, soñó con uno de los momentos más horribles de su vida. En el sueño, que se sentía tan real como la vida misma, su padre nuevamente mantenía una de esas conversaciones por teléfono que a veces lograba escuchar un poco.━¿El kosei de Aika? No tiene, y si llegara a despertarlo en algún momento, no podría evolucionar porque ella no es más que un experimento fallido. Su cuerpo rechazó todas las mejoras que tratamos de aplicar en él a diferencia del de Noroi.━dijo mientras la pelirroja descansaba en una camilla mientras le era aplicada la anestesia, y tan solo podía escuchar las lejanas palabras del hombre y un fuerte golpe en la puerta que indicó que su hermana se había marchado, dejándola sola de nuevo.
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❛WAY❜ → BNHA
Fanfiction❝Cualquiera sea el camino que elijas, yo te apoyaré siempre.❞ → Kaede fue criada para ser un arma, un simple objeto con el que jugaban por mucho que rogase por su mísera vida. Sus pensamientos, sus lágrimas, incluso los latidos de su corazón habían...