5.- ¡Los primeros días son difíciles!

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Harry se despertó con el sonido de los pájaros cantando y un suave rayo de luz solar acariciando su rostro. No podía recordar la última vez que se había despertado de una manera tan pacífica.

– Estás recostado sobre mi cabello – Una voz ladró detrás de él, y él suspiró internamente.

"Bueno, ahí va la paz" ​pensó.

– Lo siento – Murmuró, moviéndose con cuidado para no tirar del cabello. Se sentó, antes de darse la vuelta para mirar al otro hombre, que yacía mirando al techo.

– Voy a hacer el desayuno, ¿hay algo que te apetezca? – Preguntó, tratando de mantener su voz ligera.

– Si pudiera asegurarme de que no estabas tratando de envenenarlo, lo tomaría, sin embargo, no puedo, así que haré el mío – Severus tenía la habilidad de hacer que sus palabras fueran cortantes sin cambiar el tono o la entonación.

Harry podía sentir que se le retorcía el estómago y le estaba costando hasta la última gota de su fuerza de voluntad no ladrarle al hombre. Una parte de él quería hacerlo, pero mientras yacía en la cama la noche anterior se había prometido a sí mismo que trataría de hacer alguna excepción con el comportamiento de Snape. Cuando pensó en su reacción, cuando inicialmente creyó que Snape sería el Dominante, pudo comenzar a imaginar cómo se sentiría el otro hombre. Estaba un poco sorprendido de que Snape hubiera accedido, sabía que probablemente no lo habría hecho. Tener a alguien a quien odiaba, teniendo tanto poder sobre él, sería una tortura.

– ¿Qué crees que deberíamos hacer hoy? – Le preguntó al otro hombre, apartándose de él, y evitando responder a la última afirmación. – Quiero decir, si de repente comenzamos a hacer un montón de preguntas, parecerá un poco sospechoso –

Snape suspiró.

– Supongo que eso significa que tendremos que tener una pequeña charla con estos idiotas –

Harry resopló.

– El hecho de que sean muggles no los convierte en idiotas –

– Nunca mencioné el hecho de que son muggles, eso es una suposición de tu parte, y además incorrecta. Por lo general, encuentro que la mayoría de las personas, ya sean muggles o magos, tienen cierto nivel de idiotes – Respondió, su voz monótona.

Harry no pudo evitar reír.

– Oh, qué difícil debe ser el ser tan perfecto – Respondió mordazmente.

– Me conformo – Dijo Snape inexpresivamente.

A Harry le resultaba difícil saber si estaban bromeando o no, así que decidió que sí y evitaría hurgar en el nido de avispas.

– ¿Quieres tomar una ducha mientras preparo el desayuno? – Preguntó.

– Lo haré en mi propio tiempo, señor Potter – Ladró el otro hombre, y Harry apretó el puño en un intento de evitar replicar.

Se puso de pie y caminó hasta la cocina. Se preparó un poco de desayuno y luego se sentó por un rato contemplando cómo iban a pasar incluso un día juntos si iba a ser así todo el tiempo. Hasta ahora, las cosas definitivamente no iban bien. Se preguntó cómo Severus iba a ser capaz de mantener un aire de sumisión en público. No podía seguir el ritmo de esa extraña exhibición de ayer, y lo último que quería hacer era tener que castigarlo públicamente. Puede que no le gustara el hombre, pero no quería humillarlo. Sin embargo, Snape había sido un maestro espía, por lo que solo podía esperar que sus habilidades de actuación los ayudaran a ambos a superar esto. Por mucho que odiara admitirlo, estaba un poco fuera de lugar y necesitaba que Snape los guiara. Puede que sea un Dominante, pero también era nuevo en todo esto, y daba un poco de miedo lo mucho que lo habían arrojado al fondo.

Podría ser muy divertido o un gran desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora