Boku no Tenshi (Mi Ángel)

Capítulo 2- Lien

Nos costó bastante calmar a Progo después de la que le montó Spectron.

Según nos explicó, había unas cuantas espadas legendarias: Caos, la espada del caos; Moros, destino; Lita, la ira; Tánatos, muerte; Némesis, venganza; Nyx, noche; Érebo, oscuridad (al parecer Nyx y Érebo no eran lo mismo, se diferenciaban en ser la parte noble y la siniestra del Caos).

Progo nos dio una charla sobre que los nombres venían de dioses griegos y bla bla bla, le molan estos temas.

Según nos dijo Spectron las espadas tenían requisitos para escoger a sus propietarios, y sólo podían ser empuñadas por sus elegidos (después de varios intentos fallidos de levantar la espada lo comprobamos) y también mencionó que nadie sabía cuáles eran los requisitos.

- Pero... ¿Tienen algún poder especial? Debe ser importante si todos los guerreros se han inclinado ante un mortal.

Soy un genio preguntando.

- Lo tienen, pero sólo aquel que la empuña puede descubrirlo, y no sabemos de nadie más que haya conseguido una espada legendaria.

Gracias por aclararme absolutamente nada, Spectron.

Al final llegamos a casa de Aura otra vez... Vaya día... Se suponía que íbamos a entrenar y acabamos sufriendo un ataque y consiguiendo una espada legendaria... Ojalá haber podido grabar a mi amigo subido allí de pie.

Aun así, lo noté un poco raro desde que había despertado, no sé por qué, un presentimiento.

Decidí no darle importancia y seguir como siempre, al día siguiente nos prometieron una sesión de entrenamiento seria, ahora que teníamos las espadas sería mucho más fluido.

Dicho esto, todos volvimos a descansar de la experiencia de hoy, pero Progo dijo que se iría a entrenar un poco con la espada y a explorar la zona, algo de que quería poder andar por ahí sin perderse.

Otra vez esa sensación, algo me dice que no quiere que nadie vaya con él, así que decido no acompañarle.

Una vez se fue a la biblioteca que vimos de camino, decidí ir en unos días.

Progo no llegó hasta pasada la noche, dijo que había estado entrenando y moviéndose todo el rato, pero no parecía muy cansado, más bien se le veía estresado.

Nos fuimos a dormir sin hablar demasiado, todos estábamos con demasiadas emociones encima.

Me desperté antes que el resto, había amanecido, no tenían relojes en la casa, así que supuse que serían las... Bueno, qué más da, la cuestión es que me fui a la plaza a cotillear un poco, dejé una nota en la cama diciendo que si no estaba en la plaza estaría en el campo de entrenamiento.

Llegué a la plaza y empecé a hablar con algunos ángeles, no todos tenían asco a los mortales, pero todo sea dicho, los humanos socializamos mejor.

Mirando por las tiendas atisbé objetos comunes en nuestro mundo, al parecer su mundo no funciona con dinero, sino con logros. Cuánto más prestigio tengas, mejores objetos puedes conseguir. Intentando averiguar más sobre este tema descubrí que los soldados optan a más logros que el resto, pero que todos podían vivir de forma cómoda gracias al Gran Soberano. Pregunté que qué pasaría si alguien con logros quisiera llevárselo todo y me contestaron que nunca se había dado el caso, pero que, si pasara, sería totalmente desprestigiado y tendría que empezar de nuevo, los objetos se entregan de forma que a todos les sean equitativamente repartidos y... Algo más, ni siquiera me acuerdo.

Después de ver algunas cositas que no había visto en mi vida y de aprender más sobre el cuidado de alas de los ángeles, fui al campo de entrenamiento... ¡Ah! También averigüé que no usan relojes porque deducen el tiempo por la sombra de los edificios, ya que no tienen sol, simplemente tratan de averiguar cómo pueden.

Llegué al campo de entrenamiento.

Aún no había nadie del grupo, pero sí que estaban presentes varios guerreros, a los cuales pedí ayuda para el combate.

Me enseñaron a flexionar correctamente las rodillas y la posición de los codos en todo momento, además de las diferentes posturas según tu posición y tu entorno. También aprendí las diferentes formas de atacar si tu enemigo lleva armadura o no, algo bastante útil, aunque de momento no había visto ningún antimonio con armadura.

Practiqué un poco con ellos para poner en práctica la teoría hasta que llegaron los otros, Spectron no estaba con ellos, ni Umbra.

- ¿Sacando ventaja?

- Oye, tú tienes una espada legendaria, no me juzgues por entrenar más.

Estuvimos entrenando toda la mañana, o tarde, no sé qué hora sería.

No tardaron mucho en pillarme, ya que la teoría en cuanto a espada se basa en saber utilizar el arma y el resto es agilidad mental. Cada uno teníamos que practicar diferentes estilos por las espadas que teníamos, el mío y el de Progo se basaba en combate con espada normal, buscar el flanco abierto del enemigo o crear una apertura y atacar. Victo se basaba en golpes brutos, intentando hacer flaquear la defensa del oponente y hacerle retroceder. Kire, por su parte, tenía que aprovechar los ataques rivales y crear contraataques. Nos dijeron que los diferentes estilos podían tener ventajas y desventajas entre ellos, por ejemplo, el peor rival del estilo de Victo (el llamado estilo Lítiko) era el estilo de Kire (Pítesis), por el mero hecho de que cada ataque podría ser usado en su contra. Por otra parte, el estilo de espada normal (Piménis) no tenía ni ventajas ni desventajas, tal vez contra armas cortas por su largo alcance.

Bueno, básicamente entrenamos hasta no poder más en diferentes situaciones y contra diferentes estilos (no se nos daba nada mal, o eso dijeron los ángeles). Yo me quedé de piedra al ver el estilo de cuchillo de Aura, una agilidad y velocidad sorprendentes, y el estilo de Oz de Ícaro, no me acuerdo de los nombres de sus estilos, pero Aura se basaba en moverse sin parar e Ícaro en... Nadie lo sabía, pocos guerreros han usado una Oz en el pasado.

Después de entrenar, les conté a todos sobre lo que había averiguado en las tiendas, y se quedaron de piedra, excepto Aura e Ícaro, que se limitaron a mirar diciendo "¿No lo sabíais?"

A las pocas horas era de noche, así que fuimos a casa de Aura, que ahora parecía nuestro punto de guardado, Progo volvió a irse diciendo que tenía algo pendiente, pero no dijo más.

"Mañana iré a la biblioteca" pensé. Pero de momento solo tenía algo en mente... Las agujetas que iba a tener al día siguiente.