Boku no Tenshi (Mi Ángel)

Capítulo 5- Progo

Todo, absolutamente todo, estaba empezando a ir a mejor

Spectron empezó a organizar grupos de expedición para intentar encontrar el pozo de los antimonios, el grupito de mortales, menos Kire, que se había ido a entrenar (o eso dijo Spectron), estábamos empezando a pillarle el tranquillo a lo de las espadas. Nos hicieron un entrenamiento para ganar músculo y poder combatir cara a cara contra varios antimonios, teníamos la técnica, pero no el poder. No hacía falta nada más en cuanto a combate, simplemente seguir mejorando físicamente y aprender a memorizar todos los movimientos que nos habían enseñado y saber cómo y cuándo ponerlos en uso en pleno combate. Para ser sinceros, nos dieron una especie de poción con tal de multiplicar los resultados de los entrenamientos físicos y así mejorar más rápido (yo decidí llamar a lo que nos dieron, esteroides, cumplía más ese papel).

El tema de la guerrea, pues, estaba siendo solucionado; mis temas, no.

Volví a hablar más con Aura

- ¿Qué te pasa?

Me lo preguntó un día después de la partida de Kire, mientras descansábamos de entrenar.

- ¿Por qué lo preguntas?

- Desde aquel día que te desperté estas raro, cómo si quisieras evitarnos a todos, cómo si me ocultaras algo... No eres el mismo.

- Claro que soy el mismo.

- No haces tantas bromas como antes, eres mucho más serio.

- Porque estamos en guerra.

- O porque te pasa algo. ¿Tienes que contarme algo?

- No.

- ¿Y por qué ya no duermes en casa?

- Porque...

- ¿Por qué en cuánto comes te vas? ¿Por qué solo te veo en los entrenamientos? – (Se le empezaba a entrecortar la voz... No soportaba verla así.) - ¿Por qué ya no estás con todos? ¿Por qué ya no estás conmigo?

- Aura...

No pude contenerme, aún a sabiendas de que todos nos estaban mirando, le di un abrazo solo para verla romper en un entristecedor llanto entre mis brazos. No podía seguir así, no podía decirle que había algo que no me había dejado dormir en días, que tenía miedo de decírselo, que creía estar acercándome a la verdad.

Desde que empecé a ir a la biblioteca, me lancé directo hacia los libros más viejos que atisbé, desde un libro que dictaba la "profecía de las razas", hasta uno que parecía mi antiguo libro de texto en la escuela. Tenía varios pendientes, pero de momento había sacado algo en claro, que los ángeles llevan milenios siendo una raza existente. Todas sus historias son increíbles, una de ellas relacionaba la creación de su universo con un dios creador, algo que me sirvió para saber que me tendría que leer otro libro sobre todos sus dioses. Guardaban algo de parecido con la mitología griega, los nombres, la religión politeísta, formaciones de batalla, héroes por doquier... Pero lo importante era la existencia de un ser sin nombre, alguien o algo capaz de hacer lo que quisiera solo con el poder de su deseo... No había información sobre él, solo historias y leyendas, nada que sacar en claro, de no ser porque todas esas historias las narraban desde dentro. Era como la Biblia, diferentes historias narradas desde diferentes perspectivas, pues bien, en este caso las historias eran en lugares distintos, épocas distintas, y aun así siempre se le describía igual. Decidí referirme a él como X, porque no tenía ni idea de qué podría ser, solo lo leído en los libros, que tampoco era mucho (nunca se le había visto, podía aparecer donde fuera, incluso en tu conciencia, podía hablarte siempre que quisiera y nadie era capaz de pararlo). Había estado presente en todos los lugares importantes, en una guerra pasada con los antimonios, se hablaba de él y como un atisbo en la mente de diferentes guerreros, incluso decían que era omnipotente y podía cambiar los acontecimientos escritos por el destino. Lo pintaban como a un dios, y ese dios me había advertido... Era un problema más grande del que pensaba que tenía.