Capítulo 10- Kire

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No pude hacer una entrada maestra. Mi intención era sencilla, simplemente matar a unos cuantos de esos condenados y enseñarles a todos mi mejoría, pero me fue imposible. Mientras Lien y yo mirábamos a la horda marcharse, Spectron se dirigió hacia el lado opuesto, a unos edificios; los ángeles descendieron y empezaron a socorrer a los heridos, y mi maestro vino a hacer algo típico de él.

Sus grandiosas alas sinceramente no pegaban con su estilo, la barba blanca y las gafas de sol que nunca le había visto quitarse. Su rostro era de los más viejos que había visto entre los ángeles, de unos 40 más o menos, aunque su expresión rebosaba experiencias desde el primer día en que lo vi.

Siempre llevaba una camisa negra con rayas blancas, como una de jugar a los bolos desabrochada que dejaba al descubierto su entrenado cuerpo, y unos pantalones cortos morados... Y siempre iba descalzo. No entendía su manía de ir descalzo, pero lo mejor que le había visto llevar eran unas sandalias. Una vez aterrizó, nos habló con su voz grave y de tono que imponía respeto.

- Aprendiz, humano...

- Maestro...

- ¿Qué tal he estado? - Eso nos decía mientras sonreía, con su traviesa expresión y formando un signo de victoria con los dedos.

- Esto... ¿Kire, nos presentas?

- Claro, él es mi maestro, el que me ha estado entrenando todo este tiempo.

- Lo de llamarle maestro... ¿Es por algo en especial? Un nombre secreto o algo.

- ¡Uy no! ¡Qué horterada! Me llamo Palaios, mucho gusto.

Tendió la mano a Lien, algo confuso, y cuando fue a cogerla se la apartó... A mí me hacía siempre lo mismo.

- ¡JA! ¡No me puedo creer que hayas caído! ¡Los jóvenes sois tan ingenuos! Cómo decías que se llamaba esto en tu lugar de origen... ¡Te falta muelle!

- Calle maestro, te falta calle.

- ¿En serio? Lo de muelle tiene más sentido aunque siga sin entender muy bien lo que son. Porque los marineros eran rudos y esas cosas varoniles, ¿no?

La expresión de Lien no tenía precio.

Ese era Palaios, mi maestro. Un hombre que al principio te da miedo, luego es muy amigable y al final te vuelve a dar miedo. Al mirarle reírse, recordé todo por lo que había pasado con él...

Era un escenario solitario, Spectron se había dado ya la vuelta hacia Olimpia de nuevo, diciéndome que debía seguir recto solo. Un solo camino se alzaba ante mí, siempre en línea recta y rodeado del puro cielo azul. Seguí caminando un buen rato, hasta que de las nubes emergió la tierra, como la cima de una montaña. Al poco tiempo lo que me rodeaba era un extenso campo verde, aunque al horizonte aun podía ver las nubes. Mirando hacia el frente, empecé a divisar la casa en medio de la colina que vi al principio del viaje, cuando quise darme cuenta, el camino asfaltado se había convertido en uno de tierra, que conducía a esa casa. Al ir llegando, lo que creía como casa era una cabaña simple, como uno de esos bungalow de madera. Contaba con una sola planta y lo que parecía un desván desde fuera, un porche en la puerta y algunos farolillos colgando de las bigas de madera. Había alguien esperando en el porche, el que a posteriori sería mi maestro.

- Hola Kire, Spectron me informó de tu llegada.

- Hola...

- Palaios.

- Hola, Palaios.

- ¿Pretendes que te entrene, así como así?

- Bueno, ya podía deducir algún tipo de prueba o algo así.

Boku no Tenshi (Mi Ángel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora