Capítulo 11- Lien

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Empezaba a estar un poco cansado.

Antes de irnos, algunos del equipo Gamma nos dijeron que Ícaro y Victo estaban bien, que solo necesitaban descansar, pero Kire seguía preocupado y Spectron no estaba para atender humanos.

Yo, por mi parte, estaba enfadado, y mucho. Últimamente todo estaba pasando alrededor de Progo y se llevaba toda la atención, Asteri no me hacía ni caso y lo único que hacía era salir herido de las batallas. Me quedaba atrás en todo, y eso me molestaba.

Me sentía como dejado de lado, nadie me estaba teniendo demasiado en cuenta, pero eso pasaba desde que llegamos aquí. Me mandaron al sofá solo, no me hacían ni caso, ahora ni siquiera podía ir con el resto...

Estaba rodeado de ángeles guerreros para los que parecía una carga, no conocía a nadie, y, obviamente, nuestra misión era entorno a Progo. ¿Por qué la Nyx le había elegido a él? ¡Ni siquiera pudo proteger a Aura! Él era el más inútil... Entonces... ¿Por qué parecía que lo fuera yo? Todo giraba en torno a él, como si fuera el protagonista de la vida de los demás. Podría quedarse donde fuera y dejar de molestarnos al resto. La herida de mi ya sano brazo parecía volver a abrirse, y me escocía más que antes, pero nada comparado a la rabia que se estaba acumulando en mí. Pensaba que era su amigo, pero no me contaba las cosas, ni siquiera me tenía en cuenta para las misiones...

Le estaba dando demasiadas vueltas, para cuando volví en mí, uno de los soldados gritó:

- ¿Qué es eso?

Miré alrededor, el entorno era una especie de paraje de rocas, en cierto modo me recordaba al Gran Cañón de la Tierra, salvo por un abismo sin fondo que nos rodeaba por todos lados de forma irregular, dejando unos pocos caminos por los que habíamos venido. A lo lejos, un puente natural parecía tejer una línea sobre ese abismo, llevándonos a dónde se encontraban Progo y Aura, atados de manos y piernas a unos palos clavados en el suelo. Para darle más emoción, unos cuantos antimonios los rodeaban, nada que no pudiéramos manejar. El grupo corrimos hacia ellos, y, una vez pasamos el puente, este se derrumbó y nos dejó en su territorio, sin forma de volver. Eran unos diez, los mismos que nosotros, aunque uno de ellos destacaba sobre el resto, era más grande y corpulento, pero aparte de eso era igual al resto de antimonios. Aura estaba despierta, pero amordazada, igual que Progo, aunque él ni siquiera estaba despierto, para variar. Nos lanzamos contra los antimonios, y les vencimos con facilidad; acabé con el último dándole un mandoble a la cintura y rebanándole en dos (para entonces ya había soltado mi escudo, sólo era una carga y reducía mi movilidad). Entonces, ese ser corpulento se alzó frente a nosotros, siendo lo único que nos separaba de mis... de Progo y Aura.

- ¡HHMMMM!

Aura parecía histérica, mirándonos con los ojos abiertos, supongo que nos decía que tuviéramos cuidado, aunque no veía por qué. Entonces lo entendimos, con una velocidad que nunca había visto se lanzó hacia un ángel que había dos pasos a mi derecha, que pudo bloquear el golpe, pero no evitó ser lanzado al abismo por la fuerza. Todos estábamos impactados por la fuerza de ese ser descomunal, que me miró y, por alguna razón, sonrió y me dejó estar... No como al resto de soldados. Se lanzó a por uno de ellos atravesándole el abdomen de un puñetazo, a otro lo mandó contra el suelo, y todos pudimos escuchar sus huesos rompiéndose, y le vimos quedarse inmóvil allí tirado... Los ángeles se lanzaron al ataque, aunque era más una medida desesperada, los ojos de aquella bestia brillaban con un tono carmesí, mientras sus pupilas de reptil parecían engrandarse cada vez que se cobraba una nueva víctima.

Todos.

Había acabado con todos los ángeles en menos de un minuto.

El terreno estaba lleno de cadáveres y sangre, Progo seguía desmayado y Aura lloraba desconsolada... Solo pude ver como el monstruo se acercaba a ella y le arrancaba la mordaza de un tirón, dejando al descubierto su cara, ahora roja de ira.

- ¿¡QUIÉN ERES!? ¡TE MATARÉ!

Aura estaba al borde de la desesperación, su voz no parecía suya, era la primera vez que la veía así, y era impactante.

Entonces, el ser habló:

- Sólo soy un antimonio. - Su voz era áspera y profunda, parecía un eco que viniese del mismísimo infierno- Aunque, para ser más preciso, soy Onoma.

La cara de Aura se descompuso al escuchar su nombre, me miró y dijo:

- Corre.

Ni siquiera lo intenté, si hubiera querido matarme antes, Onoma lo habría hecho, eso lo sabía, pero aún desconocía el por qué.

- ¿Por qué no me has matado? ¿Qué quieres de mí?

Esos ojos reptilianos se fijaron en mí, y no pude sentir otra cosa que temor y respeto ante su presencia.

- La pregunta es... ¿Qué quieres tú de mí?

Me dejó sin palabras, ¿estaba jugando conmigo?

- Puedo darte lo que más deseas. -Prosiguió- Poder. Conozco tus más profundas emociones, Lien, conozco tu deseo de venganza ante aquel que se hizo llamar tu amigo, conozco tus capacidades y tus defectos, únete a mí, y serás recompensado.

- Yo... ¿unirme a los antimonios?

La idea me parecía espantosa, pero por alguna razón quise seguir escuchando lo que había de decirme.

- Exacto, podrías tener lo que desearas, podrías enfrentarte a tu destino... Incluso serías del todo inmortal.

No... no podía hacer eso, si no... ¿Si no, que? No iba a pasar nada si yo me iba, simplemente podría vivir mejor mi vida, sin ser la sombra de nadie... La herida de mi brazo dolía, pero no tenía importancia.

- Qué tengo que hacer.

- Así me gusta... Veo que ya tienes la marca.

Señaló mi brazo.

- ¿Esto?

- Sin duda, esa herida está hecha con un arma especial, que da la habilidad de transformarse en antimonio a aquel que es herido con ella, además de sacar a la luz sus más profundos deseos. Sólo falta algo para que te transformes, mata a tus enemigos.

Me indicó que cogiera la espada y luego señaló hacia Aura y Progo, si era lo que había de hacer...

Avancé con paso indeciso pero seguro hacia mi antigua amiga, que me miraba desolada y casi hizo sentir pena en mí, parecía decir algo, pero la ira no me dejaba escuchar. De repente todo lo que veía se empezó a hacer más claro, preciso...

Boku no Tenshi (Mi Ángel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora