17. Festival de la Luna Rosa

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"Si tapas la luna con un dedo, el sabio verá la luna, y el tonto sólo verá el dedo; mas el enamorado verá también todo el cielo y las estrellas."

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Diluc observaba en silencio cómo ella posaba una venda en su mano y rodeaba sus nudillos con ella, los cuales estaban enrojecidos y lastimados del entrenamiento. Lo hacía con tanta delicadeza y concentración que parecía estar en su propio mundo.

De prestarle atención casi olvidaba regular el fuego para que la comida no se calentara de más. Se encontraba preparando una sopa liviana con medicina para su nueva protegida. La notaba un poco débil, como si de a poco fuera enfermando.

Rina se quedó unos segundos observando su mano, y luego se rió despacio, como si se hubiera acordado de algún chiste. Luego apoyó su cabeza en su mano y miró hacia el horizonte con expresión soñadora.

Apagó el fuego que calentaba la olla y sirvió sopa en un cuenco mediano, acercándoselo a ella.

La pelirroja salió de su ensimismamiento y lo miró, sorprendida.

- ¿Qué es?

- Sopa medicinal.

- ¿La hiciste para mí?

Diluc asintió, sereno.

- Come. Te hará bien.

Ella sonrió un poco mirando el recipiente y probó un sorbo, no sin antes soplar la cuchara.

- Está rica.

Él también sonrió un poco y volvió a estar en silencio con los brazos cruzados y sentado en una silla en la esquina.

En la mesa habían muchos tallos cortados de flores y algunas hojas y pétalos marchitos y dispersados. También algunas tijeras y guantes de jardinería.

- Nunca antes había oído de este festival. La verdad que suena a algo muy bonito.

- ¿Bonito? - inquirió el pelirrojo, observando algunas flores amarradas en un ramo.

- Claro, ¿No lo crees también?, ¿Qué más se puede decir de la luna, y de las flores, si no es algo hermoso?

Él se quedó mirando a las rosas, pensativo.

- Creí que este festival era una excusa de la gente para beber vino.

Rina arrugó su nariz.

- ¡No!, Es decir... Bueno, sí, pero también se trata de amor. Eso es lo más importante.

- ¿Si? - el mayor no parecía estar tan de acuerdo.

- Por supuesto. Es una festividad muy romántica a mi parecer. Según lo que me contaron, es el día donde las parejas declaran su amor.

- Rina, ¿Cuántos ramos vas armando? - Tsunade entró por la puerta junto a algunos ninjas con quienes estaban con todos los preparativos para la siguiente noche.

La nombrada miró hacia la mesa, con apenas un ramo bien armado y los demás, deshechos.

- Ehm...

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