INSERTED || Neji Hyuga ||

35. El Lobo Aullante

Rina

Reconocía esa voz, esa suave voz.

Era una voz que extrañaba, una voz que perseguía, una voz que anhelaba.

Rina...

Neji, era él, su voz. Quiso decirle que aquí estaba, que pronto volvería a él, pero nada salía de su boca, estaba atrapada en un sueño que la hacía sentir triste porque ya no estaba cerca suyo.

"Neji, volveré contigo. Te lo prometo."

Rina

Ya no era su Neji el que la llamaba. Era una voz más seria, más profunda. Y sonaba más triste.

- Rina...

Antes de abrir sus ojos, escuchó cómo alguien tosía fuerte y luego inhalaba y exhalaba hondo.

Era Itachi quien la llamaba. Se sentó en el césped de aquel bosque que estaba húmedo por el rocío de la mañana. Era una mañana un poco fría, y eso parecía hacer resentir los pulmones de Itachi.

- ¿Qué sucede? - preguntó, aún un poco dormida.

- Debo ir a un lugar, a buscar ciertas cosas.

Ella asintió con su cabeza, mientras bostezaba.

- Te acompañaré.

Él asintió con su cabeza, y bebió agua de una botella.

Rina se acercó al río en donde se habían bañado la noche anterior y con el agua lavó su cara. También lavó sus manos y sus dientes, para luego comenzar a peinarse rápido mientras miraba su reflejo en el agua.

- Itachi.

- ¿Sí?

- ... ¿Estás bien?

Era una pregunta tonta, lo sabía. La comisura derecha de la boca de Itachi se levantó, en una casi sonrisa sin que ella lo viera.

- Sí.

- ¿Y a dónde iremos?

- Luego te lo contaré - le dijo - Ahora vamos.

Tomaron sus cosas y comenzaron a emprender el camino.

El pecho de Rina apretó y ardió, haciendo que casi tropezara al caminar. Al mirar al cielo de día recordó a Neji y a la aldea.

- ¿Qué te sucede? - Inquirió el Uchiha.

- Nada... - respondió ella, con voz apagada.

No pasaba nada. Sólo se sentía vacía, incompleta. Y triste...

──── ∗⋅🌅⋅∗ ────

Caminaron hasta llegar cerca del mar, y allí comenzaron a caminar al lado de una playa.

Rina miró al mar, mientras unas gaviotas volaban por encima del agua. Aquel paisaje la hizo sonreír un poquito.

Decidió desviarse. Se sacó sus zapatos y comenzó a caminar por la playa, tocando la arena con sus pies.

Itachi la miró con una ceja alzada y bajó a la playa también, un poco hosco de seguirla.

- En vacaciones siempre les pedía a mis padres que me llevaran a la playa - le contó con voz un poco entrecortada - No siempre podían, pero fui un par de veces. Me encantaba pararme frente al mar y dejar que el viento salpicara pequeñas gotas de agua salada en mi cara.