Capitulo 14

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Aadya

Han pasado tres días desde que Joel hablo con mis padres, no sé que fue lo que hablaron exactamente, pero llegaron a la conclusión de que me fuera a vivir con él, pero solo hasta que ellos estuvieran seguros de que volvería a ver y ese día es hoy.

Me encuentro en mi habitación sentada en la cama lista para que me quiten está venda estorbosa que no me ha dejado ver.

— ¿Lista Aadya?— me habla el doctor

— Sí.

— bien — se acercó, quitó el broche que sujetaba la venda y sentí como sus manos rotaban al rededor de mi cabeza, cada vez se sentía más liguera.

— Listo, ahora solo abre los ojos poco a poco para que te acostumbres

Hice lo que el doctor me dijo, abrí lentamente mis ojos recuperando mi vista. Enfrente de mí está el doctor que sonrió al ver que podía ver.

Sonreí igual y volteé a ver a mis padres sonriendo.

— Aadya

— Sí. — regresé mi atención al doctor

— Solo déjame revisar si no hay daños secundarios — asentí y el doctor me empezó a examinar. — no por lo visto tus ojos regresaron a la normalidad.

— Son azules

— así es, de seguro tus ojos se formaron por completo y ahora ya regresaron a la normalidad, ahora solo hay que esperar a ver si hay cambios en ti, así que cuídate y trata de sentir en tu interior si hay alguien más.

— Si, gracias, lo intentaré — aunque no creo que sea necesario, ya que es más que evidente que no soy humana, pienso

— Me alegra ayudarte — sonríe mientras aguarda sus cosas y unos instantes después salen mis padres y el doctor de la habitación dejándome sola con Joel.

— Vaya quien lo diría, tus ojos son bonitos — dijo jalando una silla sentándose enfrente de mí.

— si bueno es... genética — sonrió

— y sabes de quién

— No, aunque me encantaría saberlo — susurro triste, realmente no sé nada de ellos

— ¿nunca has preguntado?

— No, siento que podría lastimarlos

— ¿Por qué?

— Bueno, ellos me criaron y si pregunto por ellos, no quiero que se sientan menos o piensen que no me importan.

— eso no pasará, además es normal tener curiosidad sobre ti y sobre tus verdaderos padres

— bueno yo...

— ¿Nunca te han contado la historia de hace 15 años?

— No, cada vez que la cuentan padre dice que me quedé — no sé que tenga esa historia, pero si no me deja oírla es porque piensa que me afectará

—… ¿Quieres oírla?

— Quiero oírla, pero no sé si deba

— ¿En serio?, Es tu historia por su puesto que debes escucharla, no importa el porqué no te la han contado, esa historia es tu origen y lo único que podrás saber de ellos.

Mi corazón se estrujó al escuchar sus últimas palabras, sé que es lo único que sabré de ellos.

— yo…

— No te presiones, por suerte faltan unos días para que el alfa la cuente frente a todos y sería genial que tú estés lista para oírla.

— pero padre...

Ríe — te recuerdo que estarás conmigo, si tú quieres escucharla ahí estarás. De acuerdo — viéndome fijamente

— Sí. — asiento y Joel sonríe mientras acaricia mi cabeza

— Bien ve guardando tus cosas en una maleta, nos vamos mañana

— ¿Tan rápido? — sorprendida

— Si, de hecho nos vamos a ir mañana porque el alfa anunciará su matrimonio hoy, pero ten por seguro que si no fuera así nos iríamos hoy mismo.

— bueno, entonces me voy a apurar.

— Si, y también arréglate, vendré por ti en la noche para que vayamos a la ceremonia de anunciación

— De acuerdo

— Bien — finalizó Joel para después salir de mi habitación.

Me levanté de mi cama y fui al baño a ver mis ojos en el espejo.

Es verdad, regresaron a la normalidad.

Salí del baño al comprobar que mis ojos eran los mismos. Busque una maleta y fui guardando mis cosas. Terminé de empacar dejando afuera solo la ropa que me pondría en unos minutos, puse la maleta a lado de la cama, agarré ropa cómoda y fui directo a bañarme.

— Aadya ¿ya estás lista? — gritaron del otro lado de la puerta

— Si — contesté y en segundos abrieron la puerta

— ¿así vas a ir? — preguntó Joel. Me miré de arriba abajo viendo mis tenis blancos, mi pantalón negro que me queda bien y mi sudadera.

— Sí. No estoy acostumbrada a ponerme cosas tan pegadas —

— Bien, entonces vámonos — los dos salimos del cuarto y fuimos directo al centro de la manada donde nos separamos, porque todos estaban empujando y no dejaban pasar, miré a mi alrededor frustrada porque no podía ver nada, levanté mi vista hacia los alrededores, vi un enorme árbol, sonreí de oreja a oreja y sin pensarlo empecé a trepar el árbol, subí hasta lo más alto de este para tener una buena vista nocturna, cuando la tuve, vi a mi familia hasta el frente y al alfa arriba en el escenario, ya iba a empezar hablar así que todos guardaron silencio.

— Hoy frente a todos ustedes quiero anunciar que en cuatro meses todas las manadas por fin tendrán a su Luna — todos emocionados empezaron a gritar y aplaudir y no es para menos, mi padre dice que si algún día el alfa Supremo se casa todas las mandas eventualmente se volverían más fuertes además que abría una gran posibilidad de que nazcan más lobos supremos y eso volvería aún más fuerte a todas las mandas. — así que en un mes  se les hará llegar una carta de invitación para que puedan asistir. — todos volvieron aplaudir, el alfa levantó su mirada en mi dirección sonriendo y me sentí en la obligación de aplaudir también.

Una vez que miró a otro lado dejé de aplaudir y seguí arriba del árbol mirando.

Todo iba normal en la fiesta, todos convivían unos con otros jugando, otros estaban de melosos con sus mates y Joel estaba a lado de mi padre hablando, mientras que yo seguía en el árbol viéndolos a todos y quitando una que otra hoja para no aburrirme, pero era imposible estas fiestas no son lo mío, no tengo nada que hacer aquí, así que decidí recostarme en el árbol y cerrar mis ojos, sintiendo el aire fresco de la noche, estuve así por unos minutos hasta que oí una voz hablándome.

— Si te duermes ahí es posible que haya un funeral mañana.

El Deseo de la Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora