Capitulo 21

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Aadya

¡¿Cómo es esto posible?!

¡¿por qué pasó esto ahora?!

Me pregunto una y otra vez desesperada tratando de poner la manija de la llave, pero no puedo la rompí por completo.

— Aadya estás bien — grita Joel del otro lado de la puerta

¡Maldición qué hace aquí!

— Eh sí, es-toy bien — dije rápido algo nerviosa

— Ya baja a comer

— S-Si ya voy — miento.

¿Y ahora qué haré?

¿Cómo va esto?.

Miro la llave del agua fría rota en mi mano, en verdad no creo que vuelva a encajar.

¡Porque me pasa esto solo a mí!. Pienso viendo lo que hice, realmente está destrozada la manija.

Ah. Suelto un suspiro dejando la llave en paz. Recargo mi cabeza en la pared rendida, dejando que el agua fría caiga en mi cuerpo desnudo, me enjuagó y me quitó todo rastro de jabón. Esperando que cuando le diga a Joel no me regañe por lo que he hecho.

Ya sé lo que me espera, mi padre cada vez que rompía algo pensaba que me descontrolaba y me encerraba por dos días, no me dejaba salir por nada, aunque por esos dos días fuera yo.

Así como ahora. Me miro al espejo recordando lo que soñé, mis ojos siguen siendo azules, mi piel sigue siendo la misma, dijo que tendría el control, pero realmente, no siento nada extraño.

Escucho las jotas del agua caer y decido dejar mis pensamientos y cambiarme para después salir e ir directo con Joel que estaba en la cocina.

— Oye — lo llamo

— Ya vamos a comer

— Si, pero... puedes ir por favor a cerrarle a la llave de la regadera

— ¿Qué? Ahora la pelea te hizo débil que no puedes cerrar un simple grifo — dice entre risa

— No es eso; sin embargo, necesito que le vayas a cerrar, el agua se está regando y cuando bajes espero que no me regañes.

— No te voy a regañar por no poder cerrar un grifo

— Gracias

— Voy a cerrarle, no me tardo

— Sí. — le digo con media sonrisa confiando en su palabra de no regañarme. Joel me mira desconcertado, pero aun así sube.

Empiezo a poner todo para comer esperando que baje, pero en menos de un minuto empezó a gritar.

— ¡¡¡AADYA!!! ¡¡¿Qué hiciste?!! — bajo las escaleras corriendo empapado

— Me creerías si te digo que no lo sé

— ¿Cómo-Como es que lo rompiste? — levanta la llave rota sin creerlo

— Solo paso

— Pero… Ah, deja ir a cerrarle a la llave para que deje de salir el agua

Joel fue a cerrarle a la llave de paso para que dejara de salir agua. Regresó y se me quedó viendo haciéndome sentir mal.

— Oye lo sie..

— No, no, está bien — me interrumpe — sé que no será lo primero que rompas y es algo que acepte al traerte conmigo, pero no pensé que rompieras algo tan rápido — termina de decirme con una sonrisa mientras alborota su cabello mojado — Iré a cambiarme para comer

— Sí. — Susurré viéndolo irse, sintiendo algo extraño dentro de mí, pensé que sería difícil vivir con Joel, pero la forma en la que me trata, me mira y habla conmigo, me hace sentir… bien.

Es una reacción diferente a la que mi padre hubiera tenido conmigo. Mi padre, por un lado, me hubiera atado para evitar que me descontrolara, pero Joel… Me dejó aquí sin decirme nada.

— Listo — dijo bajando las escaleras cambiado  — comemos

— ¿Por qué?

— ¿Por qué? ¿Qué? — confundido

— Rompí la llave

— Si lo sé — respondió tranquilo cruzando sus brazos

— Yo...— a la mejor no ha hecho nada conmigo porque no sabe cómo tratarme — Yo cada vez que rompía algo padre...

— No me importa

— ¿Qué no te importa?

— No me importa como padre te entrenaba

— Pero si me descontroló

— Hazlo — deja caer sus manos a sus costados — rompe todo lo que quieras y cuando termines… asegúrate de dormir bien

— ¿Qué? — suelto, totalmente confundida, eso no me lo esperaba

— Lo que escuchaste. No voy a atarte, no te cortaré, no pelearé contigo y no te encerraré... Lo único que haré cuando eso suceda será asegurarme de que duermas bien.

— Pero…

— Eres diferente, más no un caído, ¿entendido? — quedó en silencio por sus palabras, escuchando atentamente cada una de ellas. De alguna manera hacen crecer en mí una felicidad indescriptible. Mi padre aunque me entrenaba, sé que en el fondo me tenía miedo por lo que pudiera hacer, pero Joel, me está liberando de todo ese sufrimiento — lo que haya pasado con padre, allá se queda.  Aquí solo me aseguraré de cuidarte como debió hacerlo él. No voy a juzgarlo y tú tampoco, él es nuestro padre y te crío excelente, tienes una increíble fuerza de voluntad de querer vivir y de no querer lastimar, te estás convirtiendo en una gran persona, no lo dudes, pero desgraciadamente la forma en la que te trataba respecto a tu naturaleza no fue la correcta.

Sin darme cuenta me metí en mis pensamientos sintiendo una gran felicidad.

Nunca pensé que hubiera alguien que reconociera por primera vez lo mucho que yo me he esforzado por poder permanecer bajo control.

Siempre le ocultaba a mis padres lo que me pasaba, no quería preocuparlos más. Alan; sin embargo, lo sabía, pero solo curaba mis heridas, era el único con el que podía llorar, pero encontró su felicidad y me traicionó de la peor manera.

Y Joel solo llega, me salva vida, me cura, me defiende, aceptar cuidarme y me dice que todo está bien. Era la persona principal por la cual me maltrataban, pero es el primero en hacer algo por mí. — No necesitas esforzarte — acaricia mi mejilla, mostrándome una linda y cálida sonrisa. — todo lo haremos con calma y a su debido tiempo, por ahora solo disfruta — voltea a ver la comida — no a cualquiera le cocino.

— Gra-cias — Susurré con voz cortada. No puedo odiarlo, no cuando sin conocerme acepto ayudarme y hacerse cargo de mí a pesar de saber lo que puede pasar.

El Deseo de la Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora