Sebastián
tranquilidad, paz, hogar, así es como se siente este ambiente, hace mucho tiempo que no había dormido así de bien, es más, creo que nunca había dormido así, su sola compañía puede llevarme hasta las nubes y relajarme como no tienen idea.
Estiro mi mano buscándola, quiero dormir otro rato, pero al no sentirla abro mis ojos de golpe.
— Aadya — la llamé exaltado al no verla a mi lado — Aadya — me levanté rápido buscándola, pero no estaba en la casa.
Salí al bosque, ¿aún no amanece? ¿Pues a qué horas son? Me pregunté mientras la buscaba preocupado, ya que nunca había estado aquí.
— ¡Oh! ¿Adónde vas? — escucho su voz y volteo a todos lados — acá arriba — dice y miro hacia arriba. Está arriba de un gran árbol sentada.
— ¿Qué haces ahí?. Vamos baja, te vas a lastimar — digo aliviado
— estabas dormido y quise salir a conocer el lugar — explica, pero no se mueve del árbol
— De acuerdo solo a la otra, por favor despiértame y yo te acompañaré.
— Sí. Lo siento no quería preocuparte
— No está bien, tú podías salir, pero por favor ya baja que quiero abrazarte.
Sonríe al escuchar lo último negando — Si es para eso creo que no bajaré, pero porque no subes, ¿ya viste como se ve todo desde aquí?
— Por algo escogí este lugar.
— ¿En serio? ¿Y ya viste todo desde aquí? —
— Si ya lo vi desde donde estás, ahora baja — pido de nuevo en verdad no quiero que se lastime, sé que es fuerte y que no necesita que la cuide por estas cosas, pero no quiero que sufra ningún rasguño.
— ¿Qué? No. Desde aquí no, ha esta rama, bajé porque te vi venir, pero es hasta acá — Empieza a subir el árbol.
— No espera, Aadya baja
— Tranquilo, ya sé cuáles son las ramas que tengo que pisar, hubieras venido cuando lo subí por primera vez me mintió una rama. — explica llegando a lo más alto del árbol, se sienta en una rama y se sacude las manos.
Tenía pánico de que se cayera de una pequeña altura y subió aún más. Por favor Luna dame la tranquilidad que necesitaré para cuidarla, sé que es joven y que le encanta la adrenalina, pero yo soy alguien que solo quiere cuidarla.
— ¿Estás bien? — pregunto llegando hasta ella, sé que no se bajará hasta que vea lo que quiere mostrarme
— Sí.
— ¿Dónde fue?
— Ah, bueno, ya se cerró
— Aadya, esta altura es muy, alta — se queda en silencio — si no me dices te revisaré de pies a cabeza
— ¡No!
— ¡Entonces dime!
— ah — suspira parándose en la rama para caminar un poco hacia el frente, quería detenerla, pero no quería provocar un accidente en caso de que no me obedeciera — Primero
mira esto, ya casi es hora. — habla viendo hacia el frentelevanto mi vista observando por unos minutos hacia el frente hasta que poco a poco empieza el comienzo de un nuevo amanecer
— Despertaste a la hora indicada — habla viendo el horizonte donde se va viendo la luz del sol — ah como quisiera tener una cámara en estos momentos.
— Lo estás guardando en tu memoria
— Sí. Pero quiero una. Me tomo bastante tiempo encontrar la mejor vista y no tengo una cámara
— nuestra memoria es más efectiva que una cámara.
— Y si no recuerdo tan bien cómo es — voltea a verme. Estiro mi mano para qué la tomé y jalarla hacia mí.
— Aquí estoy yo para recordarte — le digo con una sonrisa y ella se ríe mirando hacia abajo diciendo.
— Es más fácil que tu memoria falle — abro mi boca formando una gran “O” al captar su indirecta
— No estoy tan viejo — me defiendo
— Nooo para nada — ríe
— Si estuviera viejo no crees que tendría frío — me defiendo y Aadya mira que ni traigo playera
— Eso no se vale, eres un lobo y estás
caliente — sonrió enorme por lo último que dice— Muy caliente — susurro cerca de sus labios, pero se aleja y se sienta en la rama.
— No. Hoy empieza tu primer día buscándola, así que nada de cariño — dice saltando de una hacia abajo. Maldigo por dentro por decirle que la había encontrado yendo atrás de ella. Apuesto que no me dejara ni abrazarla saliendo de aquí.
— Oye, no tienes ropa normal — habla entrando de nuevo a la casa — no me quiero ir en pijama
— Sí. Ahí en el cuarto hay también ropa cómoda por si quieres cambiarte
— En serio, gracias — camina hacia el cuarto y se encierra. Voy y me siento en el sillón esperando a que salga.
Se termina de cambiar y sale de la habitación, lleva puesto un pans color hueso y una playera blanca, me levanto y ahora entro yo para cambiarme. Me pongo una bermuda color hueso, unos tenis y una playera blanca de cuello V. si no me va a dejar abrazarla por lo menos quiero sentir que estamos juntos de alguna manera.
Salgo de la habitación, Aadya se encontraba doblando la última cobija, me voltea a ver y me da las cobijas y las almohadas. Me doy la vuelta y ella se me queda viendo confundida, pero no me dice nada, así que llevo las cobijas a la habitación, las acomodo y salgo de nuevo.
— ¿Listo? — pregunta enfrente de la puerta
— ¿Para qué?
— Para irnos — suelta tranquila y la verdad no quiero irme así. Muero de ganas de abrazarla y volverla a besar antes de salir de aquí y fingir que no tiene mi corazón.
Camino hasta Aadya sin decirle nada. Ella piensa que ya nos vamos así que medio abre la puerta y cuando ve que ya estoy cerca se gira con toda la intención salir, pero antes de que de otro paso la tomo de su mano y la giro hacia mí pegándola contra la pared sin lastimarla.
— Aadya, sé que no te gusta, pero antes de irnos quisiera volver a besarte — pido recorriendo sus labios de nuevo con mi pulgar
— N-No. — niega al instante nerviosa girando a otro lado
— En serio — susurro secar de su oído dejando un beso que la hace temblar y palpitar su corazón — mírame — pido dejando cortos besos cerca de su mejilla, pero sigue sin mirarme — no puedes controlar tu corazón
— Es… Porque es-estás muy, cer-ca, Sebastián — reclama al último volteando al sentir que mordí su oreja
— Me encanta mi nombre salir de tus labios, esos mismos que quiero que me dejes probar de nuevo — susurro tan cerca de ellos que siento su respiración salir, solo necesito acercarme más y volver a mi adicción.
Pego mis labios con los suyos sin contenerme, sé que ella no lo hará si no doy el primero paso.
Sus labios dulces se envuelven con los míos al instante y sin perder la oportunidad paso manos a su cintura acercándola más a mí profundizando el beso, en el anterior cometí el error de morderle el labio, pero en esta ocasión será hasta que nos falte el aire o hasta que ella quiera separarse de mí aunque después solo sonreiré viéndola como se aleja de mí de nuevo, no importa, soy feliz, aunque en este momento quisiera decirles a todos que es mía, por hora será este nuestro secreto.
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El Deseo de la Luna
FantasíaDesde que tengo memoria, mi mirada siempre se a fijado en la luna y con lágrimas le ruego una y otra vez que me saque de aquí. Que me saque de está manada, de está manada que lo único que hace es hacerme sentir mal y patética. Por mucho tiempo he...