CAP 47

2.3K 166 1
                                    

Sebastián

Estoy molesto, frustrado, enojado, irritado.

¡Estoy que me lleva la luna! — golpeó la mesa de mi despacho

Desde que llegó el hermanito de joel no he podido verla.

(Pero que dices. Si tú fuiste quien la dejo ir con él.) Habla Left

Ya lo sé, pero ese niñito está allá fuera entrenando y ella no está

(Te dijo que no entrenaría más)

¡Pero quién se cree que es!. Vuelvo a golpear la mesa. Para llegar y alejarme de ella de ese modo

(Dijiste que te alejarías de ella de todos modos, que vienes a llorar ahora)

Cállate tú también lloraste, ¿o no?

(Por tu culpa. Yo quería seguir con ella, pero tú decidiste casarte)

Los dos tomamos la decisión. Ahora no me vengas con que la culpa es solo mía. Además, tampoco quiero lastimar a Susan.

(Entonces aguántate como yo y acepta que nunca la verás)

¡No puedo! ¡Me hierve la sangre de solo pensar que está con el niñito ese!

(Pero ahora no está con él, es más quien sabe dónde está, por qué no logro encontrar su olor y todos los días es lo mismo, ya no está cerca de la manada y cada día se aleja más)

Está en su casa con Alan.

(Lo dudo mucho, te digo que no logro encontrar su aroma cada día se desvanece más)

¡Maldición! ¡Entonces ¿dónde está?!

(No lo sé. Levántate y ve a buscarla)

¡No puedo!. Aviento los papeles que estaban en la mesa al suelo llevando mis manos a mi cabeza frustrado.

(¡Entonces deja de estarte quejando si no vas a buscarla!)

No me ayudes Left. Le digo y escucho como abren la puerta de mi despacho sin tocar

— ¿Que tienes amor? Otra vez problemas — escucho la voz de Susan e instantes después siento sus manos por mi espalda

— Sí.— suspiro levantado mi rostro y ella voltea la silla para sentarse en mis piernas — No te preocupes todo estar bien.

— Lo sé solo que… estoy nervioso por... por la boda — digo tragando mis palabras.

— ¡Hay amor yo también! — me besa la mejilla feliz

(Qué asco)

cállate le Left

— Por cierto, dijo Joel que te avisara que hoy regresa

— ¿A ti te dijo?

— Sí.

— ¿Y por qué no me lo dijo a mí?

— bueno, dijo que estabas estresado y que te avisara, además no quisiste recoger el teléfono.

— Perdón, tienes razón.

— No te preocupes — vuelve a besar mi mejilla levantándose — que tal si vamos afuera a dar una vuelta juntos.

—... Si — me levanto — solo déjame arreglarme.

— Claro — me besa — te espero afuera.— camina y sale del despacho mientras yo veo hacía bajo mordiendo mis labios, porque mi corazón está doliendo tanto.

Mi pequeña, mi pequeña Aadya, necesito verte, ¿Dónde estarás ahora? ¿Por qué ya no puedo percibir tu aroma? Te necesito. Te necesito, quiero ver tu sonrisa de nuevo, quiero tu compañía, necesito que regreses conmigo.

Levanto mi vista al techo conteniendo mis lágrimas con dolor. Esto en verdad me está doliendo más de lo que pensé.

Dejo que pase unos minutos y salgo del despacho. Me voy a cambiar a mi habitación y una vez que terminó bajo viendo a Susan en la puerta que estira su mano hacia mí. Camino hasta ella tomo su mano y salimos los dos de la casa tomados de la mano.

Caminamos hasta donde están entrenando y Raúl se nos acerca. Observo a todos y solo veo a los amigos de Aadya.

¿En verdad Alan no la enviará a entrenar?

— Alfa… Luna — Se tarda en decir luna y Susan lo mira molesta, pero él se dirige a mí — ¿qué los trae por aquí?

— ¿Quién falta? — Pregunto aunque ya sé la respuesta

— Bueno, hoy faltaron dos, Víctor y Aadya que desde hace dos casi tres semanas no viene a entrenar. Incluso...— Raúl se queda callado volteando a ver a su hijo logrando que yo me estrese más

— ¡¿Incluso qué?! — gruño molestó

— Bueno, no sé si deba decirlo, pero tanto Emilio con Jack no la han visto en esta semana

— ¡¿Qué?! — volteo a ver a ambos que miran hacia otro lado.

— ¿Es verdad? — pregunto serio soltando a Susan

— E-eh Bue-no si, N-No pode-mos e-estar con ella, ya que e-entrena-mos — dice Emilio nervioso y sin pensarlo voy hacia la casa de Joel dónde se supone que está.

Joel

— ¡Es-Espera! — gruño junto con Shiro que se une a mí al saber que nuestra mate está escapando.

La persigo lo más rápido que puedo, pero es muy rápida y cada vez se aleja más de mí.

(Déjame salir. Podemos correr más rápido transformados que siendo humanos) habla Shiro

tienes razón. Digo dejando salir a Shiro que gruñe al salir rápido siguiendo a nuestra mate, sin perderla de vista, pero llegamos a un acantilado por dónde se lanza sin pensar. Shiro se detiene al instante observando donde está pero nunca salió. Shiro aúlla de dolor al no ver a su mate salir del agua. Nos quedamos observando un rato, pero al ver qué se hacía de noche nos alejamos del acantilado y caminamos a la manada de nuevo. Tristes y destrozados. Con la única esperanza de que al llegar a la manada le expliquemos a Sebastián y nos deje volver a buscarla.

Su velocidad me impresiono, es increíble, pero, por muy buena que sea siendo protectora, jamás podría correr así. Así que ella debe ser una loba o una vampira para poder escapar de nosotros transformado.

El camino se hizo al principio muy lento, ya que Shiro estaba deprimido, pero una vez que hablé con él diciéndole que volveríamos a buscarla si, se puede mañana a primera, ahora lo haríamos, de todos modos Aadya está siendo cuidada por Alan además a ella le dije que volvería en un mes y si solo voy y le digo al Alfa podré salir más rápido.

(¿Vistes sus ojos cafés? Son muy bonitos) dice Shiro un poco más emocionado

Sí. Los vi ¿También viste su cabello café?

(Por su puesto, además, el viento hacía que su aroma me llegará)

Sí. A mi igual

empezamos a platicar durante todo el camino de ella haciendo que nuestros ánimos se levantarán.

El Deseo de la Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora